Chef, venezolano y "europeo"
Pedro Padrón es un cocinero venezolano que tras varios intentos por meterse en el rubro culinario, logró instalarse en uno de los mejores restaurantes de Santiago.

Con sólo 20 años Pedro Padrón decidió venirse a Chile para probar suerte. Hoy tiene 22, vive en Santiago Centro y dice sentirse satisfecho con el que según él "es su segundo país". Pero aquella felicidad esconde también una gran tristeza. Este venezolano, como muchos inmigrantes, tuvo que dejar atrás a su familia, estudios y su vida para comenzar de nuevo.
Llegó el 2016, con algunos ahorros y la recomendación de un amigo que le prometió "oro" en Chile. Pedro necesitaba salir de Venezuela debido a la terrible situación que hoy vive su país: "No había muchas posibilidades de trabajo para crecer laboralmente, y el tema de seguridad no se puede dejar de lado porque a cualquier hora y en cualquier lugar te podían robar". Investigó mucho por internet sobre cómo funcionaban las cosas aquí, para estar seguro de lo que hacía y sin más que hablar se vino.
No todo lo que brilla es oro
El entusiasta caribeño, estuvo meses sin trabajo, entregando currículum por todas partes, sin respuesta alguna. Fue a los mejores restaurantes de Santiago y ninguno le dio la oportunidad: "En un restaurante muy conocido le entregué mi curriculum al chef, me miró como en menos y ni siquiera me lo recibió". Esto lo tenía muy frustrado y gastando todos sus ahorros. Hasta que un día, el llamado llegó: el restaurant "La Misión" recién abría sus puertas y necesitaba personal. Es así como comienza la vida laboral de Pedro en Chile.
Cocinando para el Europeo
Estuvo 7 meses en "La Misión", hasta que se le presentó una nueva oportunidad en uno de los mejores restaurantes de Chile, el "Europeo". Otra vez llegaba en la apertura de un restaurant, ya que este, a pesar de continuar con su nombre anterior, presentaba nuevos dueños y un espacio agregado para almuerzo, llamado "Jardín Secreto". Llegó por un amigo que lo recomendó, acordó una entrevista con el jefe de cocina, y las cosas se dieron a su favor, al pasar de unos días fue contratado.
Empezó como ayudante del área de tapas (donde se preparan los bocados), pero poco a poco se fue ganando la confianza de sus jefes, demostrando responsabilidad y trabajo duro. Así subió de categoría y hoy es encargado del cuarto frío de la cocina. La gastronomía es su pasión, le gusta ayudar en todo lo que es cuarto frío, caliente y repostería. Dice ser una persona proactiva y que busca estar siempre aprendiendo para luego aplicarlo en los platos que prepara para los clientes del Europeo.
Hoy, este cocinero está contento en el restaurante. Cree que es un lugar que le entrega estabilidad e independencia. Se siente a gusto con sus compañeros de trabajo, con quienes ha establecido una gran amistad y también ha encontrado una "polola" (novia) con la que es muy feliz. Finalmente, Pedro encontró su propio oro en este país, que para él es su segunda casa.
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