Este es el chileno que se convirtió en el mejor grafitero del mundo

A los 18 años Dasic Fernández (31) tomó sus latas de spray con la intención de recorrer Latinoamérica. Hizo dedo y llegó hasta Brasil. Pero la parada más importante la hizo en Uruguay.
En el país charrúa conoció a una neoyorquina. Se enamoró y, sin cachar nada de inglés, se fue a Estados Unidos. "Como ella estaba estudiando no se podía venir a Chile. Se supone que me iba por unos meses y todavía estoy allá". La relación duró siete años, pero cambió su vida.
Hoy, la rompe en esa ciudad cosmopolita e incluso uno de sus murales fue elegido el mejor de la urbe por el diario New York Post, el año pasado. "Pude desarrollarme en lo que hago.
Al principio parecía cuesta arriba, porque está lleno de artistas. Pero postulé a concursos, gané y no paré nunca más de pintar", relató.
Su trabajo y constancia lo llevaron a tener grafitis en Las Vegas, Atlanta, Chicago, Detroit, además de pintar uno para el estadio de los Dolphins, el equipo de fútbol americano de Miami.
Pero a pesar de la distancia, el cariño por su país nunca desapareció. "Cada dos semanas vengo a Chile a ver a mi hija. Además, me sirve para tener más presencia en el país".
En esas "escapadas" plasmó su arte en el estadio Monumental y también pintó uno de los murales más reconocidos que actualmente pilla en el Museo a Cielo abierto de San Miguel: El joven combatiente.
"Para mí los muros son un medio de comunicación. En el de San Miguel, mi mural representa no solo a los jóvenes, sino a la gente en general, a la lucha que tenemos cada uno en la sociedad, una lucha interna, porque al final todos tenemos una batalla".
El cabro de Quinta Normal señaló que no tiene ninguna pintura regalona: "No tengo favoritos. Todos tienen una experiencia distinta, aunque sea uno chiquitito".
Fernández contó que en este último viaje al país, además de aprovechar para ver a su hija, hizo un grafiti muy especial. Utilizó 75 metros de largo en la muralla exterior de La Fábrica Patio Outlet para retratar a una mujer que trabaja una tela.
"Cuando lo iba a empezar a hacer me enteré que mi abuelo trabajó acá. Son cosas de la vida, los ciclos se van cerrando", señaló.
Orígenes
Dasic tenía 13 años cuando comenzó a pintar. "Estaba en octavo y me metí en toda la onda del hip hop, y como el hip hop te demanda hacer una actividad me puse a hacer grafitis".
Sobre cómo ve en la actualidad a los grafiteros en Chile, es claro:
"Honestamente creo que partió muy potente en los noventa. Fui la última generación de esa época. Hoy siento que hay una desconexión con las nuevas generaciones, bajo un poquito el nivel. Creo que hay una responsabilidad de volver a entregar un poco más."
Dasic cree que esa desconexión hace que muchos grafiteros rayen, con una mosca (que es la firma) encima de murales establecidos.
"Antes había una intención, una competencia de quién tenía el mejor estilo. Creo que se fueron perdiendo los códigos, porque la idea no es que coloquen una mosca en el grafiti".
Fernández reconoció que no le importa mucho el lugar donde esté su obra o la relevancia que alcance. "Uno no tiene idea de lo que va a pasar con la obra.
No hay control, es la gracia de pintar en la calle, que esta abierto pase lo que pase. Para mí el arte significa que nos reconocemos los unos a los otros".
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