Chiquiturriento pincoyano tiene a payeros con el... verso en la mano
Eliana Díaz es tan fanática de la música folclórica, que mientras esperaba a su segundo hijo, se instalaba unos audífonos en la guatita con temas campesinos para impregnar a la criatura de chilenidad.
Hace diez años Aroon fue el primer retoño que la vendedora tuvo con el chofer Carlos Mellado, y les salió más patriota que elevar volantines arriba de un palo ensebado, jugando al emboque, poco antes de ir a pagar una cuenta a última hora. ¡Chita que niño más chileno!
No es que sea cochino, pero el matrimonio de La Pincoya ama a nuestra tierra. Nos referimos a las tradiciones que los tortolitos cultivan y practican hace cinco años en el conjunto folclórico Estampa Campesina.
Aroon Mellado los acompañaba a los ensayos y se quedaba mirando a los viejos payadores, hasta que un día el alumno del cuarto B del colegio Santa Teresa, de Huechuraba, sin que nadie le avivara la cueca, se mandó una paya. Desde entonces no lo ha parado nadie, mi alma.
El momento de gloria de Aroon llegó en medio de una celebración dieciochera. En el escenario un experimentado payador lanzó un desafío: "¿A ver, quién es tan gallito de subir a hacerme el peso?".
Entre los huasos del público nadie se animó. ¡Silencio total! Algunos compadres miraban las manchas del techo por temor a quedar como chaleco de mono ante el diestro payador, hasta que en el fondo de la fonda (valga la cacofonía) un tierno moreno petiso con carita de aceituna levantó la mano.
El desafío ya estaba planteado. La batalla era desigual, pero... el cabro chico aniñao/sacó fuerzas de flaqueza/mostró más picardía/ que su falta de experiencia/ tuvo tanta ocurrencia/ que el viejo payero aceptó/ su derrota inapelable/ ante un contendor con más verso que sapiencia.
Y así nomás fue, porque Aroon no destiñó. En puntas de pie y con la sonrisa que debió lucir el guatón Loyola antes que le destrozaran los dientes de un combo en el hocico, en Los Andes, el peque dijo:
"Tantas naranjas maravillosas/ tantos limones en el suelo/ tanta chiquilla bonita/ y tanto hombre soltero".
Cuando le preguntamos al pitufo si usa su gracia y talento para conocer niñas bonitas de su colegio, se puso colorado como tomate maduro que está colgado en la mata y confesó que "soy muy chico para eso".
Al payero también le gusta jugar a la pelota, pero no sale mucho a la calle, porque nos contó que su población a veces es muy peligrosa.
Aroon ensaya en la casita guiado por sus papis y sueña con que todos los días sean 18 de septiembre, ¡mierda!
Sebastián Foncea M.
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