Los últimos días del "Cisarro" (10) en la Unidad Psiquiátrica del Calvo Mackenna son de puro relajo: Se pasea en bici por el sector, fuma con sus cuidadores y juega PlayStation hasta quedar chino. A punto de finalizar su estada de 7 meses en tratamiento, ordenado por el 4º Juzgado de Familia de Santiago, lo pillamos de lo más tranquilo, apoyando una pierna sobre la pared mientras miraba el cielo y se fumaba un puchito.

Nos acercamos y para confirmar que era el mismísimo pelusón, le preguntamos: "¿Tú cachái al 'Cisarro' o no"? A lo que respondió: "Pff, yo no conozco a ese weón". Chorizo como él solo, entra al lugar refugiándose en una de las piezas, donde se instala a jugar PlayStation. Los funcionarios del Servicio Nacional de Menores (Sename) que lo cuidan, lo tratan como uno más. Se abraza con las enfermeras, les conversa y se deja querer.

Su doc de cabecera, Rodrigo Paz, le diagnosticó antes de entrar al centro de corta estada, una desregulación emocional severa que provoca que no controle sus impulsos y emociones, pero según cercanos al menor se ha mantenido estable y con dominio de su ser. Al lolito le permiten andar en bici por las cercanías y aunque otras veces se ha escapado de recintos del Sename, en esta oportunidad las puertas de salida están a metros de donde se pasea el icono de los pequeños delincuentes, pero éste sencillamente, no pesca. Así vive sus últimos días en esta unidad, donde ha permanecido desde el 3 de agosto pasado, para después ser trasladado a un hogar dependiente del Sename.