Aparte de sus bellezas naturales, Colchagua cuenta con la única copia viviente, fuera de México, de Marco Antonio Solís.

Es tal el parecido, que  José Antonio Manríquez Zamorano (55) quiere inscribir su barba, su garganta y su pinta de machote azteca como marca registrada (MR) para que nadie trate de suplantar ilegalmente la natural suplantación que le confirió la naturaleza.

Jura  que también se parece al autor de "¿Dónde estará mi primavera?" pues ambos han sufrido pérdidas dolorosas.

El colchagüino a su esposa Helena -con la cual compartió 30 años de su vida y procreó 4 hijos-, víctima de un cáncer renal.

"En honor a ella y a una segunda pareja que también falleció, compuse una de mis mejores canciones", sostiene el artista.

El boom del peculiar personaje partió el 2005, cuando inició una gira por la comarca, y los asistentes a   las fiestas, kermeses y conciertos en los cuales actuaba comenzaron a gritarle   ¡Marco Antonio, cántate "Si no te hubieras ido". Por entonces no tenía barba, "y para satisfacer a  mis fans  me la pintaba con un corcho quemado o betún de zapatos. Como lograr el look de forma tan artesanal me resultaba un lío finalmente me la dejé crecer. Elegante, bien recortada, perfumada. Mi barba y mi voz son mi carta de presentación", recuerda.

MATA, MATA

Marco Antonio Solís Manríquez tiene gran arrastre entre las doncellas. Será porque las seduce con provocativas frases armadas con los títulos de sus mejores éxitos como: "¿A dónde vas?", "Necesito una compañera", "¿Quieres ser mi amante?", "¿Cuándo me viste con otra?" y " Te esperaré".  O "Loco por ti", "Mi Najayita", "Me muero porque seas mi novia", "Presiento que voy a llorar",  "Te juro que te amo" "Solamente pienso en ti", y "Ámame y quiéreme como soy".

Ayer este doble de Solís, nacido en San Fernando, llegó hasta los estudios de la Radio Éxodo de Santa Cruz para cantar en vivo y en directo  en el programa "Conversando las noticias".

Cientos de fans aguardaron que terminara la audición para aclamarlo como a su ídolo. "¡Marco Antonio Solis colchagüino!, ¡No te mueras nunca!". Fue el grito de esperanza de la hinchada.

J.Pinto / M.Vega.