Ha sido en este mismo espacio donde he dicho que los seres humanos somos "Presos de nuestras palabras y esclavos de nuestras omisiones". Por eso, resuenan fuerte en mi mente las palabras del entonces candidato presidencial Sebastián Piñera, en noviembre de 2017: "No hay mejor escuela para ser Presidente, que haber sido Presidente". Y luego, en un matinal, ya instalado en La Moneda, lo refrendaba: "Siento que estoy mejor preparado, con más experiencia y más madurez". "Tenemos buenas ideas y buenos equipos", repetía.

¿Cómo olvidar su slogan de campaña?: #TiemposMejores Justo cuando la cruda realidad se estrella contra los "hijos campeones" del ministro de Educación, la mortalidad aumentada por VIH del Ministro de Salud, la "no consulta" para cambiar el protocolo de objeción de conciencia de la Ley de Aborto 3C, la propuesta de directorio de TVN que sólo incluye hombres (aunque la Ley exige paridad de género) y el Nepotismo... Por nombrar sólo algunos de los autogoles.

De nepotismo y amiguismo

Está el primo ministro, los hijos del primo, varios más y -ahora- el hermano embajador. Y aunque la Ley admita algunos lazos familiares, ¿habrá sido necesario cometer tal cantidad de errores no forzados? No importa lo que diga la Contraloría, es su hermano. Y nunca ha sido embajador. Seguramente, otro Presidente no lo habría instalado en la sede diplomática más importante para Chile. Otros mandatarios -dirá usted- "premiaron" a los amigos con ese tipo de cargos. Pero si está pensando así, usted ya cayó en la nefasta "Lógica del Empate" y dejó de preocuparse de corregir y avanzar. Usted se conforma con poco y sólo busca igualar y empatar.

¿Qué más pasó aquí? En el campo le llaman "Pisarse la huasca". En plena campaña, el propio Sebastián Piñera encaró a la entonces candidata presidencial DC Carolina Goic y le pidió a la senadora por Magallanes, explicaciones por su hermano Pedro, director del Sence. El hermano embajador ha puesto la pelota en un ángulo de su propio arco: Autogol.

Los que conocen a Sebastián Piñera saben que está pendiente de todo. Sus antenas apuntan hacia todas las direcciones. Y a algunos les molesta e incomoda tal grado de supervisión. Para otros -en cambio- parece no representar un problema mayor. Lo miran con resignación: "Es el jefe, no queda otra opción". Por eso, cuando estás tan encima, casi exigiendo un grado de perfección, sorprende que insistas en meter la pelota en tu propio arco, una y otra vez.

Pero queda tiempo y trabajo: Sename, violencia en el sur del país, descentralización... Llegó la hora de demostrar las buenas intenciones. "Los buenos tiempos tienen que ser una combinación entre experiencia y renovación", dijo Sebastián Piñera cuando diagramaba su gabinete. Algunos, han tenido más de un tropezón... Pero queda partido y tendrán que jugarse su opción.

Y ocurre que mientras tanto -en la otra vereda- la oposición todavía knock out, fragmentada, en crisis existencial, a veces parece requeirir de un respirador artificial. Se mantiene "estable dentro de su gravedad". Y a ratos, parece que casi no existe. Pero fíjese: No han tenido que hacer nada, han sido simples observadores. Sólo "tomar palco" y sentarse a observar los #TIEMPOSDEAUTOGOLES