Por esas cosas que tiene la vida, desde el domingo pasado que estoy pegado con Los Charros de Lumaco y su hit: Cómo Dejar de Amarte. Y si bien hasta ahora no entendía el mensaje que me estaba mandando el Pulento, pues me declaro un enamorado de mi mujer, anoche todo me quedó claro.

Era para ti, Gary.

Hoy cuando muchos te pegan la desconocida y te culpan a tí por los valiosos minutos perdidos en el final del partido contra Paraguay, escribo estas líneas para bancarte.

Es cierto, se te salió la cadena y es probable que no contemos contigo en los próximas dos fechas. Pero asumiste como hombrecito y le diste explicaciones a los únicos que están autorizados a pedírtelas, tus papis.

Qué los demás se la mamen, Pitbull. Así, como en la pobla. Por qué si te quieren condenar por un error, es cosa de ellos. Yo no olvido que jugaste desgarrado en un Mundial, que fuiste pilar fundamental en los dos torneos continentales que ganamos y que fuiste capaz de agarrar a chuchadas a tus compañeros para que se despidieran de la hinchada.

Para mí seguirás siendo el líder que Chile necesita. Aunque te equivoques mil veces. Y ya no me pregunto cómo dejar de amarte ahora, como si estás en cada cosa, como quisiera verte... ¡una vez más!