Comité organizador de Brasil 2014 está con pálida

Retrasos en obras, algunas de las cuales no se iniciaron siquiera, huelga de obreros que trabajan en la remodelación de estadios y denuncias de corrupción echan sombras sobre el Mundial de Brasil 2014 a mil días de su inicio.
El clima festivo de los pobladores al iniciarse la cuenta regresiva que concluíra el 12 de junio de 2014, contrasta con las preocupaciones expresadas por el Comité Organizador sobre la lenta marcha de las obras.
En ese rubro, la situación más grave está relacionada con los aeropuertos, que como el Tom Jobi, de Río de Janeiro, es crítica desde hace tiempo, y con al tránsito vehicular, afectado aún más de lo normal por la creación de nuevos barrios en la ciudad.
El transporte público no parece ajeno al cuadro, con una red de subterráneos poco aprovechada y carente de puntos de intersección con zonas estratégicas de la "Cidade Maravilhosa" y una red de autopistas precaría.
Estas dificultades, sin embargo, no generan tanta preocupación como las relacionadas con la violencia urbana en Río de Janeiro, sobre la cual se posan las miradas de todo el mundo también por los Juegos Olímpicos de 2016.
En el medio, denuncias de corrupción y reclamos de los obreros que trabajan en la remodelación de los distintos escenarios deportivos, como el mítico Maracaná, con un presupuesto que superará los 2.400 millones de euros.
La huelga de los trabajadores del Maracaná amenaza expandirse a otros estadios, como el Mineirao de Belo Horizonte, donde suspendieron sus tareas habituales para iniciar negociaciones tendientes a una mejora salarial.
En el plano de las denuncias, la ONU acaba de enviar una misión para constatar aquellas relativas al desalojo compulsivo de habitantes de los barrios como consecuencia de las obras de infraestructura para el Mundial.
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