Conductor de Copesa va camino al Cielo...

Tras casi 22 años movilizando a periodistas, fotógrafos y personal administrativo, el jueves falleció uno de los conductores más queridos y serviciales que trabajó para el Grupo Copesa.
Alejandro Luhr Ripolli seguro va camino al cielo con el recuerdo vivo de quienes lo comenzamos a ver en 1990, a bordo de un Nissan V-16.
Gracias al mismo esfuerzo con el que mañana, tarde y noche trasladaba a los profesionales al lugar de la noticia, Alejandro logró comprarse un automóvil Nissan Sentra, el que pasó a convertirse en lugar de amenas conversas, refugio de aguaceros y hasta de comedor cuando el trabajo periodístico lo exigía.
Sus compañeros siguen manejando los mejores sentimientos hacia su persona.
"Nunca tuvo enemigos ni aquí ni en ninguna parte. Fue un hombre bueno que jamás le hizo el quite a la pega. Fue hincha de la Católica y por lo mismo se ofrecía para llevar a periodistas y fotógrafos a San Carlos de Apoquindo. El mismo amor que sentía por su camiseta lo tenía por los asados", recordó su amigo y compañero de pega Pedro Inzunza.
A Alejandro le detectaron un cáncer estomacal en 2011 que nunca más lo dejó vivir en paz. Nuestro amigo quería disfrutar su enfermedad junto a su nietecito Borja, el cual nació el mismo día en que Luhr fue hospitalizado. Sin embargo, a los cuatro días de haber nacido, el pequeño fue llevado al hospital y Alejandro pudo conocer a su nietecito.
A su viuda Alicia y a sus hijos, Paola, Carolina, Alejandro y Sebastián nuestro corazón y la tranquilidad de que nunca lo olvidaremos.
Alejandro Luhr hoy será sepultado en el cementerio Parque del Recuerdo Vespucio.
Tras casi 22 años movilizando a periodistas, fotógrafos y personal administrativo, el jueves falleció uno de los conductores más queridos y serviciales que trabajó para el Grupo Copesa.
Alejandro Luhr Ripolli seguro va camino al Cielo con el recuerdo vivo de quienes lo comenzamos a ver en 1990, a bordo de un Nissan V-16.
Gracias al mismo esfuerzo con el que mañana, tarde y noche trasladaba a los profesionales al lugar de la noticia, Alejandro logró comprarse un automóvil Nissan Sentra, el que pasó a convertirse en lugar de amenas conversas, refugio de aguaceros y hasta de comedor cuando el trabajo periodístico lo exigía.
Sus compañeros siguen manejando los mejores sentimientos hacia su persona.
"Nunca tuvo enemigos ni aquí ni en ninguna parte. Fue un hombre bueno que jamás le hizo el quite a la pega. Fue hincha de la Católica y por lo mismo se ofrecía para llevar a periodistas y fotógrafos a San Carlos de Apoquindo. El mismo amor que sentía por su camiseta lo tenía por los asados", recordó su amigo y compañero de pega Pedro Inzunza.
A Alejandro le detectaron un cáncer estomacal en 2011 que nunca más lo dejó vivir en paz. Nuestro amigo quería disfrutar su enfermedad junto a su nietecito Borja, el cual nació el mismo día en que Luhr fue hospitalizado. Sin embargo, a los cuatro días de haber nacido, el pequeño fue llevado al hospital y Alejandro pudo conocer a su nietecito.
A su viuda Alicia y a sus hijos, Paola, Carolina, Alejandro y Sebastián nuestro corazón y la tranquilidad de que nunca lo olvidaremos.
Alejandro Luhr hoy será sepultado en el cementerio Parque del Recuerdo Vespucio.
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