Confirmado: En paro se come el doble
Tras 16 días del parelé que mantienen los profes de colegios municipalizados, gran parte de los alumnos se quedan en sus casas y pocos van a almorzar a los establecimientos.
Los maestros pitean por el bono SAE (plata extraordinaria que les pagan en diciembre de cada año), que desde 2007 no les cancelan.
Aunque la ministra de Educación, Mónica Jiménez, llamó a los apoderados a que presionen a los maestros y lleven a sus pitufos hasta los establecimientos, muchos de los papitos no pescaron y prefirieron que sus retoños no salieran.
Sin embargo, varios papis cuando se van a la pega no tienen con quién dejar a sus chicocos, por lo que se ven obligados a mandarlos igual a la escuela. Además, en muchos palacetes cuesta harto parar la olla, por lo que el almuerzo que les entregan en el cole resulta salvatore.
Pese a que muchos de los profes de las escuelas municipalizadas están plegados al paro, y hoy participarán de una masiva marcha a La Moneda, todos los establecimientos siguen repartiendo los almuerzos.
"Nuestras puertas están abiertas para los alumnos. Todos los días las raciones están dispuestas para que los niños puedan almorzar. En ningún momento se han suspendido", explicó a La Cuarta Jeannette Pavez, inspectora general de la escuela Mario Arce Gatíca, de El Bosque.
Pavez, quien está a cargo del programa de asignación escolar de la Junaeb que entrega la comida en ese colegio, contó que "ha habido una baja de cerca del 50 por ciento de los niños que vienen a almorzar, entonces se preparan un poquito más del 50 por ciento de las raciones que se entregan normalmente. La idea es no perder el alimento y que las raciones se den".
La inspectora adelantó que "cuando se acabe el paro, como se tendrán que recuperar clases los días sábado, se repartirán esos almuerzos que se 'ahorraron' con nuestro cálculo para no tener que botar la comida".
Como la medición al ojímetro no está reconocida por las normas de estandarización, a veces llegan menos niños de lo presupuestado, por lo que sobran bandejas.
"Nosotras tenemos mano de monja, todo nos queda súper rico. Sería un tremendo pecado tener que botar estas exquisiteces", se quebró la cocinera Lucía Contreras.
"Si todos los niños que vinieron ya se sirvieron, y todavía queda comida, los llamamos para que se repitan el plato. Siempre se lo hacen chupete y muchos de ellos de verdad lo necesitan", verseó la tía.
Por otro litro, varios apoderados de la Escuela Argentina, en el Cerro Cárcel de Valpo, se aburrieron del paro e hicieron clases ellos mismos.
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