Crónica

Creó polígonos para que narcos afinaran la chuntería

Los vecinos del condominio Santa Beatriz, en Curacaví, se cuentan entre los beneficiados con la desarticulación de una red de traficantes de armas que satisfacía la demanda del hampa de Santiago y la Región de Valparaíso y que presuntamente era liderada por Cristian Aqueveque Carrasco.

El operativo policial, bautizado "Boca Negra", dirigido por el fiscal Alejandro Peña, de la Fiscalía Sur, y el jefe de Análisis del OS-9 de Carabineros, mayor Mauricio Valdivia, terminó la madrugada del martes con el allanamiento de 15 viviendas, el decomiso de 230 fierros y 11 miembros del grupo presos.

FEDERACIÓN

En Ambrosio O'Higgins 1414, justo frente a la muni de la capital de la chicha, atendía a su clientela la Armería "Far West", sucursal de una tienda homónima ubicada en San Felipe y sede local del club de tunazos que Aqueveque y su mujer fundaron para dar vida a la denominada Federación Chilena de Tiro, organismo de fachada de sus negocios que operaba sin reconocimiento del Comité Olímpico de Chile.

Trascendió que la supuesta organización deportiva incluso presentó proyectos para postular a financiamiento vía Chiledeportes.

En el estrecho patio de la propiedad, sus dueños habilitaron un improvisado polígono de tiro, cercado con malla kiwi, más pequeño que otro instalado en Río Maipo donde los socios afinaban la puntería con burros y palomas que eran secuestradas de las plazas para ser despedazadas a plomazos por choros de La Legua y pistoleros de bandas como "Los Carejarro" y "Los Guatones".

Este último polígono se ubica en un potrero de Buin y como única señal de identificación luce un  letrero que proclama que allí funciona el Club de Tiro Bernardo O'Higgins Riquelme. La policía recogió en el lugar decenas de vainillas de armamento corto y largo que serán periciadas para ver si fueron percutadas por armas involucradas en hechos de connotación delictual.

VECINDARIO URGIDO

"Aquí no se podía vivir", dice la propietaria de uno de los seis chalés de la calle Sor Teresa de Calcuta, cuyos patios colindan con el polígono de Curacaví.

"Disparaban a toda hora y era insoportable. Hace como tres meses, de madrugada, se inició una pelea entre socios curados. Cuando llegaron los carabineros resultó que los deportistas eran unos flaites de miedo. Tenían cada pinta", recordó la dueña de casa, aliviada con el cierre definitivo del antro de cabezas de pistola, que también se anunciaba como Club de Pesca y Caza.

OFICINA FANTASMA

Según el fiscal antinarcóticos Leonardo Zamora, como sede de la Federación y hogar capitalino de Aqueveque, quien vive en San Felipe, figuraba un depa de calle Napoleón, en Las Condes. Sin embargo, en el lugar funciona una oficina de recepción de documentos y mensajería telefónica, que atiende a medio centenar de abonados, en su mayoría microempresarios.

Otro de los detenidos es Mario Santander Gálvez, padre del dueño de la armería que proveía de armas a "Los Carejarro".

El tráfico de armas destinadas al arsenal de los delincuentes -la ley prohíbe la venta a quienes tengan antecedentes penales- es un gran negocio, ya que cada fierro se vende entre 500 y 700 mil pesos, un tercio más que en el mercado formal.

La adquisición de armas para verderlas a los criminales se hacía de varias formas: Reclutaban gente sin antecedentes que compraba los fierros y tras recibirlos denunciaba su "robo"; hacían compras como socios de los clubes de tiro que se empleaban de fachada, y "clonaban" a compradores legales en las armerías de la banda.

EL VERSO: PASADO MILITAR Y AMANTE DE LAS ARMAS

En algunas de las escuchas telefónicas realizadas durante la investigación, la Fiscalía Sur logró establecer que Aqueveque usaba al menos dos ganchos para ganarse la confianza de sus clientes.

El primero era su presunto pasado militar. "Fui alumno de la Escuela Militar, pero me echaron", decía. El segundo era su experiencia en la Ley de Armas y la forma de burlarla. Lo primero no está acreditado, pero lo segundo está probado con creces.

Quienes conocen a Aqueveque aseguran que desde joven fue un apasionado por las armas. Hace tres años, al parecer cuando se percató de que el negocio no estaba en la venta lícita de revólveres, pistolas y escopetas de caza, trató de ingresar a la Asociación Metropolitana de Tiro al Blanco, donde según uno de sus directores, Mario Cornejo, le cerraron las puertas porque les dio "mala espina". Al fracasar su intento, Aqueveque fundó tres clubes dedicados a este deporte.

Según el fiscal Zamora, con esta maniobra él y su grupo buscaban federar gente y asociarla a sus clubes, con el fin de que, con diversos trucos, compraran más armas y municiones que las debidas para quedarse con la diferencia y venderlas en el mercado negro".

Según la investigación, para proveerse de armas la banda usó múltiples formas que permiten vulnerar la Ley 17.798: Falsificación y utilización dolosa de documentos, palos blancos o angelitos sin antecedentes policiales. También inscribía armas automáticas de tenencia prohibida, como fusiles de asalto AK 47, modificándolas a la modalidad "tiro a tiro", otro resquicio legal.

En las últimas horas la fiscalía interrogó a siete personas a las que les robaron su carné de identidad y ahora aparecen como propietarios de canutos.

LEY ESTÁ HECHA PARA VULNERARLA

Para el fiscal Leonardo Zamora (en la foto), lo que probó la Operación "Boca Negra" es que la Ley 17.798 de Control de Armas debe ser revisada de pies a cabeza porque está repleta de resquicios legales que permiten vulnerarla.

"Tiene una estructura que sólo se sotiene con la buena voluntad y disposición de la gente que quiere cumplirla. Pero a los que buscan otros propósitos les resulta fácil atropellarla", afirma.

Llama la atención una grabación en la que un N.N. llama a Cristian Aqueveque y le dice: '¿Te acuerdas de fulano de tal? Mira, a este tipo lo trajo a nuestro Club (XX) y resulta que me acabo de enterar por las noticias que mató a su mujer, a su hija y se suicidó".

Ante esto Aqueveque responde: "Yo no soy cura, no tengo por qué fijarme en qué hace mi cliente con las armas que tiene. Si es narcotraficante, él verá lo que hace".

"El punto es que nosotros tenemos que controlar este tipo de situaciones, la circulación perversa de armas que la ley actual no controla", sostiene el fiscal Zamora.

Manuel Vega O.

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