Así va la cuarentena en los "ghetos verticales" de Estación Central

Vecinos de los edificios con más residentes en la Región Metropolitana acusan nula fiscalización contra los irresponsables que salen de paseo mientras la comuna está encerrada.

Apenas coparon las calles alrededor de la Alameda con General Velázquez, los edificios bautizados como "ghetos verticales" se convirtieron en tema de discusión. Los niveles de hacinamiento, filas para abordar un ascensor y la peleas callejeras alertaron a los antiguos vecinos del sector y en tiempos de cuarentena la preocupación ha ido en aumento.

A cuatro días de que las autoridades de Salud determinaran el confinamiento total en Estación Central, las calles de la comuna muestran una inquietante normalidad.

En un recorrido, pudimos notar buenas y malas prácticas entre los vecinos. Están los preocupados y que cumplen al pie de la letra la ordenanza de las autoridades, pero que deben enfrentar su realidad con los que pareciera aún no toman conciencia de la gravedad de la pandemia.

Todo como siempre

Los ingresos a la estación del metro San Alberto Hurtado se han transformado en un paseo peatonal donde vendedores de comida, transeúntes y vecinos comparten las veredas.

Una situación que se mantuvo igual durante este domingo y donde tras horas recorriendo el lugar, no encontramos ningún control policial o fiscalización a quienes entraban y salían de las torres para hacer compras, beber una cerveza o conversar con algún vecino.

Pese a las medidas de sanitización impuestas por la municipalidad, la nula distancia social y ausencia de resguardo llevó a que Estación Central aumentara sus casos en un 86% en la última medición del Minsal.

Encerrados e impotentes

Cuatro cuadras más allá y cruzando la Alameda hacia el lado norte, la postal varía levemente. Pese a que el tránsito es menor, los vecinos y trabajadores del sector reclaman que de poco sirve el esfuerzo de mantener el encierro si otras personas burlan la medida.

"El tránsito por el edificio ha disminuido y eso a uno lo tranquiliza, pero da pena ver que haya gente que no entienda que está jugando con la vida de otros", cuenta Leonel Coro, conserje en calle Radal, quien asegura no ver fiscalizadores en la zona. "De poco sirven las medidas si la gente no toma conciencia," sentenció.

La luz de esperanza está puesta en un porcentaje no menor de vecinos que aseguran estar comprometidos con el aislamiento, pero impotentes por lo que se ve desde el balcón.

"Llevamos más de dos meses encerrados porque tenemos un bebé de tres meses, pero uno mira por la ventana y ve a muchos como si nada pasara. Si no se hace entre todos, dificilmente esto se detenga", contó Jocelyn Medina, venezolana que incluso no aceptó que entráramos a su departamento para mantener las normas de cuidado sanitario, pero que posó para el lente del diario para así dar su señal de esperanza.

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