La tranquilidad de 57 pasajeros que viajaban en un bus internacional desde Lima hacia Santiago, se acabó luego que siete viajeros (4 peruanos, 2 argentinos y 1 chileno) presentaran un intenso cuadro de churrete.

El terrible dolor de guata les llegó de sopetón la mañana de ayer, lo que los obligó a recibir atención médica en la ciudad de Copiapó.

Luego de recibir la atención de urgencia y tras habérseles practicado un lote de exámenes de laboratorio, los afectados siguieron camino.

Pero la cosa no cambió mucho, ya que siguieron con el corcho en el popín. Debido a esto, la autoridad sanitaria determinó alterar el viaje de la máquina cerca de las 19 horas y la derivó hasta el Hospital de Peñablanca, en las cercanías de Quillota, Región de Valparaíso, por sospecha de cólera.

A las 21.30 horas finalmente llegó el bus escoltado por carabineros y al toque los pasajeros fueron sometidos a nuevos exámenes.

Al lugar llegó Kathy Béjar, hija de unas de las pasajeras afectadas por el cuadro gastrointestinal. La mujer señaló que el bus había parado en un restorán de Antofagasta a almorzar. Allí el menú era pollo con agregados, pero no todos comieron, alertados por supuestos problemas de higiene en el lugar.

Incluso, Béjar asegura que una de las pasajeras se encontró con una cucaracha en una ensalada de tomate. El tema es que precisamente después de ese manye empezó a quedar laca con los pasajeros que se sirvieron el pollito.

El subsecretario de Salud Pública, Jorge Díaz, confirmó que “en este bus viajaban 57 pasajeros y dentro de ellos había siete que estaban afectados por el cuadro diarreico intenso”.

Díaz llamó a la gallá a no darse vueltas en círculo aterrorizados por la situación, porque en caso de ser cólera, ésta no es una enfermedad contagiosa que se transmita de persona a persona.