Videos y recortes de noticias apocalípticas, armas de fuego y hasta un macho cabrío para las macumbas, mantenía una familia de fanáticos religiosos que, por lo menos hace un año, esperaba el Día del Juicio Final encerrada en un fundo de la zona precordillerana de Vilcún.

Según Carabineros, las revelaciones divinas que anunciaban el "fin del mundo" las recibía una niña de 11 años, quien era adorada igual que una santa, en un "templo" que funcionaba en el segundo piso de la vivienda ubicada en la localidad de Cajón, Región de la Araucanía.

La "secta" fue descubierta en la mañana de ayer por la poli uniformada, que llegó al fundo Santa Ana para investigar la misteriosa ausencia de la menor a su colegio.

Al preguntar por la niña, su propio abuelo, César Baeza, dijo a los policías que "la princesita está con nosotros, porque tiene un don y conversa con los angelitos que anuncian el fin de los tiempos".

Convencido de esa creencia, el líder del lote contó que "nos empezamos a preparar para el fin del mundo y comenzamos a juntar mercaderías, agua cocida y armamento para combatir a los envidiosos".

Durante el allanamiento, los polis encontraron una pistola, siete revólveres, un rifle y dos escopetas. "Mi hogar es un templo de recogimiento, pero en las noches salíamos al campo a combatir a los envidiosos, demonios y los mapuches", declaró Baeza cuando le preguntaron por el arsenal.

El "profeta" recordó que los presagios del Apocalipsis se le presentaron cuando era cabro chico, "y en medio del campo se me apareció una luz y una voz que me dijo que éramos los 'elegidos', pero no le hice caso".

Baeza añadió que "fue una figura celestial con forma de espíritu quien me dijo Muricel, tu hermano está mal y cuando le pregunté quién es usted, él me dijo soy un ángel que envió San Rafael".

El compadre agregó que la misma cuestión le sucedió a su hijo Moisés, "pero él se cayó al suelo, empezó a sangrar y tampoco dijo nada".

Según el "iluminado", los anuncios del fin del mundo también los escuchó su nieta. "Fue la princesita la que contó las revelaciones y así supimos todos".

Entonces fue que la familia formada por 9 personas construyó un altar para rendirle culto a la niña cada vez que recibía las profecías acerca del Armagedón. El santuario, ubicado en el segundo piso de la casa, estaba adornado de blanco, con imágenes religiosas, flores, pósters y una cuna con velos.

Recién iniciadas las clases, la menor dejó de ir al Complejo Educacional de Cajón, donde una de las profesoras dijo que antes de desaparecer "era una niña un poco rara, pero nunca tanto como para sospechar que tenía poderes especiales".

Tras la diligencia, Carabineros dejó bajo custodia a la chicoca, y arrestó al líder de la "secta" y a otras siete personas: Cinco hombres (José, Antonio, Miguel, Moisés y Hugo) y dos mujeres (Ana y Verónica).

Vecinos señalaron que los Baeza no se juntaban con nadie y que sólo se dedicaban a rezar y sacarles brillo a los cachos del carnero, símbolo de las bajas pasiones.

FANATISMO Y MUERTE EN WACO

El 28 de febrero de 1993, una redada del FBI al rancho de la secta de los "davidianos", por la supuesta presencia de armas, terminó con la muerte de cuatro agentes y cinco fanáticos religiosos.

Los siguientes 51 días de cerco en la zona rural de Waco, Texas, terminaron en tragedia el 19 de abril, cuando el rancho Monte Carmelo fue consumido completamente por las llamas y murieron 86 hombres, mujeres y niños.

En el incendio también falleció David Korech, un sujeto de 33 años que se creía Jesucristo.

INDAGAN POSIBLES ABUSOS

Apenas el caso de la "secta" quedó al descubierto, el fiscal Omar Mérida se presentó en el fundo Santa Ana. Durante el operativo policial, Mérida señaló que hoy formalizará a los 8 detenidos por infracción a la Ley de Armas.

El fiscal no descartó pesquisar una presunta asociación ilícita y posibles abusos en contra de la niña de 11 años. El prefecto de Carabineros de Cautín, coronel Hernando Hevia, confirmó que "estamos investigando una secta religiosa con creencias cristianas".