Crónica

El desenfreno de "El Tila", el sicópata de La Dehesa

En junio de 2002, la PDI detuvo a Roberto Martínez Vásquez por el asesinato de su polola de 15 años en la población José María Caro, sin saber que se trataba del violador más buscado del país.

Imagen tila

Como en todos sus crímenes, Roberto Martínez Vásquez hace una pausa. Pese al nutrido prontuario que carga a sus 26 años, nunca ha matado y, por lo mismo, ese 8 de mayo de 2002 decide tomar una siesta antes de acabar con su polola.

En su casa del pasaje Uno Sur de la José María Caro, en Lo Espejo, figura amarrada y amordazada su pareja, Maciel Zúñiga Pacheco, de 16 años, una adicta a la pasta base a quien acaba de golpear salvajemente e intentado ahorcar sin éxito.

Tras descansar, "El Tila" observa a la menor, quien aceptó ser atada para un juego sexual pero que ahora sólo piensa en huir. Aunque la joven está muy delgada, en el barrio sigue siendo admirada por su belleza, pese a que los efectos de la pasta base se notan en su cuerpo.

De un momento a otro Roberto se pone de pie, toma un cuchillo y apuñala en el abdomen a Maciel. Con total frialdad, espera que se desangre, para luego desmembrar sus extremidades con un serrucho.

En una carretilla traslada los restos hasta la línea férrea de la colindante comuna de Pedro Aguirre Cerda. En el lugar, le paga a un par de niños para que lo ayuden a recolectar leña con el objeto quemar su "basura".

Con todo listo, Martínez le prende fuego al bulto sobre un colchón abandonado, pensando que el lugar sólo es visitado por unas pocas personas en condición de calle. Sin embargo, al día siguiente los restos óseos que se salvan de las llamas llaman la atención y la PDI toma el caso.

Por un mes "El Tila" camina libre, sin saber que la policía lo sigue de cerca gracias al retrato hablado confeccionado tras la declaración de los chiquillos que lo ayudaron. Por su lado, la PDI no tiene idea de que ese rastro los llevará al ladrón y violador conocido como el "psicópata de La Dehesa".

Resentido

A los 25 años, en julio de 2001, Roberto Martínez sale de la cárcel luego de cumplir una larga condena por el violento robo que realizó, junto a 4 delincuentes, en una casona de Lo Curro, el 7 de marzo de 1994. Apenas estuvo libre, "El Tila" comenzó a delinquir, pero ahora en solitario y con actos cada vez más salvajes.

El 6 de agosto de ese año trepa al segundo piso de un edificio en Vitacura, donde además de robar, viola a la dueña de casa dos veces, una en el baño y otra frente a su maniatado marido.

Tras el terrible ataque, se mantuvo por más de 9 meses realizando robos sin violencia, hasta cometer el único asesinato de su prontuario: el de Maciel.

Mientras era buscado por la policía, el 16 de mayo de 2002 entra a un departamento de calle Rosal, en pleno barrio Lastarria de Santiago, donde repite el modus operandi con otra pareja.

El 5 de junio comete su delito de mayor repercusión. Tras ingresar a un exclusivo edificio ubicado en La Dehesa, viola a una dueña de casa, luego a su hija de 18 años y finalmente golpea hasta casi dar muerte a un niño de 9. Se mantuvo casi 11 horas al interior del domicilio.

En todos sus delitos, Martínez destacó la posición de privilegio de sus víctimas con evidente resentimiento. Recién el 13 de junio la PDI lo detiene por el homicidio de Zúñiga. Casi un mes después, logran acreditar que, además, se trata del buscado psicópata.

Sename

"El Tila" recibió su apodo como única herencia de su madre esquizofrénica. Tras vivir una violenta niñez, registró su primera detención a los 4 años bajo el cargo de "vagancia": prefería estar en la calle a quedarse en casa.

A los 5 años es enviado a Reumén, cerca de Valdivia, donde termina su infancia con muchas carencias. A los 10 roba una bicicleta para volver a la capital, donde lejos de recibirlo con abrazos abiertos, lo internan en el hospital Roberto del Río por "hiperquinesia".

A los 14 comete su primer robo con violación con otros 2 menores, luego de atacar a una profesora alemana de 24 años en su departamento de calle Merced. Sigue creciendo en el Sename, donde se hace conocido por sus poemas y dibujos.

A los 16 años cae en una cárcel para adultos, donde es abusado sexualmente durante meses por los 30 internos que compartían su celda. La siguiente vez que estuvo preso fue por el crimen de Lo Curro, y luego por el asesinato de Maciel.

Cuando estaba presto a recibir su condena, un circunstancial choque al exterior de Colina II cortó la luz del módulo Alfa, donde permanecía vigilado las 24 horas. Aprovechando la oscuridad, el "Tila" cortó el cordón de una máquina de escribir eléctrica que le habían prestado y se ahorcó a eso de las 23 horas del 13 de diciembre de 2002.

Más sobre:Crímenes que nadie olvida

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