El veterinario Enzo Bosco trabajó junto a dos compañeros en la Protectora, entre 1990 y 1994. Como director médico fue testigo del reconocimiento que gozó el recinto, pero con la administración de Luis Navarro dice que vino la debacle.

"Aumentó la cantidad de animalitos. Primero anduvo bien, pero en el tercer año notamos algo extraño. Había muchos ingresos de dinero, pero no aumentaban la capacidad de hospedaje; no se invertía en la clínica y ahí me empezó a llamar la atención", explicó.

También le cayó mal que auxiliares sin instrucción "operaban porque decían que eran expertos en cirugías y les habían enseñado a otros. Yo lo encontré un absurdo y lo prohibí".

- ¿Qué hizo al ver estas irregularidades?

- Hablamos con el directorio presidido por Navarro. Denunciamos las irregularidades. Se formó un ambiente de desconfianza entre la dirección y el cuerpo médico. En unas vacaciones nos reemplazó Iván Molina y cuando volvimos estábamos todos despedidos.

- ¿Le sorprende lo que salió a la luz?

- A mí no me sorprende lo que está viéndose. Lo que me sorprende es que hayan pasado tantos años sin que se descubriera. Lo que me preocupa es qué pasó durante estos 14 años. Nunca se hizo un estudio a fondo.

- ¿Qué opinión tiene de Navarro?

- Tenía una opinión muy encontrada, porque es una persona muy amable y correcta cuando hablas con él, pero cuando aparece este tipo de cosas y empiezas a dudar de él, se transforma en una persona que asusta mucho.

Bosco cree que el drama "es sólo la punta del iceberg". "Esto es atroz, pero yo creo que es el inicio de algo más terrible hacia atrás. Imagínese, si hablan de 50 perritos muertos a la semana... ¡En 14 años, fueron 36.400!