SANTIAGO.- Por si usted no lo sabía, le contamos que para las elecciones municipales del 28 de octubre se termina el tradicional uso de tinta en el dedo pulgar una vez emitido el voto.

Por años, millones de chilenos –sin importar rango, platita en el banco o color político- tuvieron que marcar su dedo con una tinta que duraba 24 horas y que era el sello de fe de la votación popular.

Sin embargo, a partir de este año esa tradición se termina y sólo las personas no videntes tendrán que entintar su dedo. Para el resto de los mortales sólo bastará con firmar en el libro que presenta el presidente de mesa.

A pesar de que el Servicio Electoral (Servel) calificó como un avance la medida, para don Jorge Gabler González, dueño Industrial y Comercial Talinay, el término del “entintado” significa la pérdida de más de 50 millonesde pesos.

Don Jorge era el encargado de distribuir a cada local de votación del país los 78 mil tampones con tinta que registraban el voto. Con el nuevo procedimiento se quedó con las manos cruzadas.

"Es un avance lógico y hasta entendible pero yo salí perdiendo. Por años me preocupé de entregar un buen producto, certificado y que era una tradición. Cuando supe que se terminaba la tinta me afectó mucho", contó don Jorge a Lacuarta.com, quien aseguró que no sólo él pierde dinero con el fin de los tampones en la mesa de votación.

“Hay transportistas, fabricantes de botellitas para tintas, los de servilletas y muchos otros que también pierden con esta nueva medida; hay que adaptarse nomás”, se lamentó el hombrón, que vende tintas y otros productos en su Pyme de Estación Central.

Jorge Gabler cuenta con orgullo que seguía cada paso de sus tintas y que se preocupaba personalmente de que durara en el dedo gordo las 24 horas que le pedía el Servel. Incluso tenía que pasar por certificación médica de la Universidad Católica para que no afectara la piel de la barra.

“Presidentes, empresarios, deportistas y millones de personas usaron mis tintas en más de 20 años que estuve relacionado con el Servel. Es una lástima que se termine la tradición. Tengo la esperanza de que para las próximas elecciones se reconsidere la medida”, sentencia Jorge.