"Dr. Alliende" regaló botica a empleados

Filántropo no significa "sacarle filo a la punta del trompo", como creerán muchos ignorantes.

Nada que ver, hermanos en Cristo. Así se denomina o identifica a la "persona que ama al género humano y que se distingue por sus obras en bien de la comunidad".

Estos personajes son cada día más escasos y los que existían tanto en Chile como en el resto del mundo están en vías de extinción.

La Cuarta, en su permanente búsqueda de seres humanos, descubrió a uno de ellos en Santa Cruz.

Se trata de Jorge Alliende Pereira (87), dueño de la más antigua y prestigiosa botica de la localidad, quien, cuando cumplió 82 años, reunió a todo su personal y le comunicó que, a partir de ese día, se terminaba para siempre la relación patrón-empleado y que todos pasaban a ser socios del negocio, ubicado en calle Rafael Casanova 135. ¡Les regaló la farmacia...!

La crónica de Santa Cruz dice que don Jorge, tras recibir el título de farmacéutico en la Universidad de Chile, no se dejó tentar por los tranvías ni los rascacielos con ascensores del Santiago de entonces. Regresó e instaló la Farmacia Alliende en el centro mismo de Santa Cruz, dispuesto a curar achaques, vahídos, dolores y soponcios a su cada vez más copiosa clientela.

Desde aquellos tiempos que la gente le dice "doctor Alliende", el único comerciante del sector que les da crédito a sus clientes.

Los enfermos crónicos pobletes anotaban sus deudas de pastillas, tónicos e inyecciones de penicilina en una libreta y pagaban religiosamente, a fin de mes, y los que no tenían dónde caerse muertos, recibían sus medicamentos gratis hasta que mejoraban.

La popularidad lo llevó al sillón alcaldicio, pero cuando terminó su período, regresó al mesón a despachar Mejoral, Aliviol y Vitalmín Vitaminado.

Su mejor capital durante esos primeros años fueron sus leales empleados y por eso los convirtió en sus socios. "Se lo merecían. Esto no es sólo fruto de mi esfuerzo, también del suyo y eso ameritaba una recompensa. Estoy feliz, porque cuando yo muera, esta obra seguirá en pie. Farmacias Alliende tiene para rato", dice el tata.

Con el tiempo don Jorge inauguró un segundo lugar y se preparó para enfrentar a las grandes cadenas que también aterrizaron en el valle de Colchagua. "No me han hecho ni cosquillas. Mi clientela es fiel. Lleva años con nosotros y no nos deja, especialmente porque tengo muy buenos precios y crédito abierto para los más antiguos", asegura.

Por José Pinto A.

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