La mayoría dice que la fidelidad es fundamental para sostener una relación amorosa, pero según la Universidad Central los chilenos seríamos pura boca.

El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de esa casa de estudios entregó los resultados de una encuesta que nos dejó pa'l gato.

Las cifras son alarmantes: el 48% de las mujeres chilenas dijo que le han sido infiel alguna vez, mientras que sólo el 28% de los hombres reconoció haber vivido lo mismo.

El sicólogo de la U. Central, Gabriel Urzúa, cree que "aún mantenemos cánones tradicionales y vemos como menos enjuiciable la infidelidad masculina". El profesional agregó que considera que las chiquillas "se sienten menos empoderadas para determinar ante la infidelidad de su pareja el fin de la relación, muchas veces con consecuencias no sólo emocionales sino que también económicas y sociales".

El perdón depende de la edad, porque las veteranas son mejores para dejar pasar una canita al aire, mientras que en promedio un 62% dijo que después de un gorreo muere la flor.

El estudio concluye que la fidelidad sigue siendo un valor importante en nuestra sociedad, y que menos de un 17% de despechados no se quedaría de brazos (ni piernas) cruzadas y pagaría un adulterio con la misma moneda.

Ese fue el caso del monumento natural conocido como María Laura Donoso. "En una ocasión me cobré venganza, me dije: si me la hicieron, la hago. Después que me vengué terminé con esa persona. ¡Ya, chao! Él se enteró y le dolió porque así debía ser ya que de otro modo, ojos que no ven, corazón que no siente", explicó.

Sobre la elevada cifra de gorreadas asumidas, la vengativa Donoso dijo que "es absolutamente correcta. A todas nos pasa, independiente si eres linda, inteligente y tienes buenas lucas, o eres tonta, pobre y fea".

- ¿Estas dispuesta a perdonar una infidelidad?

- Sí, lo he hecho, o sino al final ya no tienes donde vivir en este mundo.

- ¿Es muy difícil?

- Al principio, después te acostumbras.

- ¿Qué es lo mejor para evitar que te sean infiel?

- Tenerlo bien cansado. Agotado, para que las fuerzas no le den.