Si su pitufín no la deja dormir por la tos hace días mejor que agarre las pilchas y vaya rapidito al médico, porque tal vez no es gripe ni alergia por la primavera. Puede ser tos convulsiva.

Conocido por muchos abuelitos como "coqueluche", el bicho que causa esta enfermedad reapareció este año con tremenda cuática.

Mientras el año pasado se notificaron 386 de personas con el achaque, este año ya van 1.453, de acuerdo a estadísticas oficiales del Ministerio de Salud. Es decir, se triplicó. Simplecito.

El doc José Cofré, infectólogo del Hospital Luis Calvo Mackenna, dijo que habitualmente cada 4 a 8 años se producen brotes como éste y que lo que está pasando en Chilito también ocurre en otros países del barrio.

De los casos notificados hasta ahora un 53,2 % del total (774 casos) son menores de un año y de hecho la mayoría de éstos (79%) tiene menos de seis meses.

El doc Cofré recordó que a los peques se les pone una vacuna a los 2, 4 y 6 meses y luego un refuerzo a los 2 y a los 4 años.

El problema, dijo, es que la vacuna deja de ser efectiva al cabo de unos 15 años. Por eso, en plena etapa wachiturra los lolos pueden volver a contagiarse, al igual que los papás de los broquitas.

Por eso, dijo, el grupo de expertos del Comité Asesor de Vacunas e Inmunización (CAVEI) estaría evaluando sugerir que se vacune próximamente a los cabros a los 14 ó 15 años con una vacuna distinta a la que se aplica a los recién nacidos.

Otra opción que también se ha discutido, pero que según el médico es más difícil que se implemente, es vacunar a los padres inmediatamente después del nacimiento de su crío, como se está haciendo en Costa Rica y Argentina.

"Los padres están mucho más motivados que los adolescentes y sería una buena opción. En otros países ya se están impulsando ambas estrategias", aseguró.

Hasta ahora, es en Chago donde se concentrá la mayor cantidad de casos (43%), seguida por la Región del Biobío (35 %) y Valparaíso (10%).

SÍNTOMAS

Los síntomas del "coqueluche" son bien claros y los padres tienen que estar muy atentos.

Primero, hay que sospechar cuando la tos es persistente y dura más de una semana. También hay que fijarse si hay ruidos al respirar o si el peque vomita después de toser. En recién nacidos y lactantes menores de 6 meses hay que fijarse si hace apneas.

"En estos casos es recomendable que los papás lleven a sus hijos a un centro médico para hacerse exámenes. Los doctores también deben estar atentos", señaló Cofré.