Si hay uno que entró a la cancha con la cabeza en cualquier lado, ese fue Enner Valencia.

Al delantero ecuatoriano lo buscaba la policía por no pago de pensión alimenticia. Y se le dejaron caer en pleno estadio Atahualpa.

Es que el morocho pasó a ser noticia en todo el mundo. Porque en algo que nadie podía creer apenas puso una pata en el estadio la policía bananera le mostraba la orden de detención.

Fue en la bajada del bus cuando desde la Federación cacharon que algo raro pasaba. De una se apuraron en meter rápido al pillín de Enner al camarín para que no se lo llevaran a la jaula.

El papelón incluyó empujones, algunos golpes y chuchadas para todos lados, hasta que tuvieron que llegar a un acuerdo.

Claro, porque a esa altura el deté de Ecuador, Gustavo Quinteros, ya estaba pensando en sacar de la cancha al crack del Everton inglés. Pensando que tendría la mente puesta más en la capacha que en la propia cancha.

Luego de algunas conversaciones lograron acordar que Valencia jugaba el partido y, tras la ducha se entregaba al brazo duro y largo de la ley.

Y fue lo peor para los nuestros, ya que al chocolate sólo le faltó sacar la boa para echarnos la corta. La rompió.Sin embargo, lo más cuático se vio en plena cancha.

Pa' la ambulancia

Cuando nuestros jugadores sólo pedían la hora para que se acabara luego el martirio, el carenalga de Valencia inventó una chiva mejor que las de Rafa Garay y pidió el cambio. Salió en camilla y con ¡mascarilla de oxígeno!

Tal como en un sketck del Kike Morandé, la policía salió persiguiendo a la ambulancia con el chocolatín conectado a la máscara a lo Darth Vader, buscando por fin atraparlo.

Como si no fuera ecuatoriano el gil de la cuna salió ahogado y derechito a una clínica. Donde no alcanzó a meter otra cuchufleta porque con la cueva que sólo tienen los mentirosas una jueza le levantó el castigo.

Y así se fue para su casa libre de polvo, pero no de paja.