Crónica

Espíritus "alternativos" vacilan de día y noche en disco Blondie

Varias generaciones de jóvenes y otros no tanto han vacilado en la Blondie, la disco instalada hace 18 años en el antiguo Cine Alessandri, de Estación Central, pero son muy pocos los que saben que entre los otakus, dark, góticos y cuáticos que vacilan en el recinto se pasean varias almas en pena.

"Tú estás de día trabajando acá y ves pasar gente, después te das cuentas que estabas solo en el lugar", asegura Ariel Núñez, un productor nocturno que lleva 10 años conviviendo con los fantasmas. "Siempre se sienten presencias, como que alguien te mira", revela otro trabajador.

Núñez asegura que los titanes que han sentido cosas "siempre ven a la misma persona. Un hombre alto, como de 1.90 metros, que se pasea solo en una galería".

El misterioso ente no es el único huésped del edificio construido a fines de los años 40. "De repente los Dj están trabajando y pasan cosas que uno podría decir que son jugarretas de niño, como que apagan las máquinas o les prenden la luz sin una explicación técnica. También se sienten correrías por las escaleras", sentencia el encargado de los eventos dark.

La psicóloga y médium Carmen Cancino visitó el recinto y quedó pa' dentro con la experiencia. "El mundo espiritual que hay en la Blondie es fuerte", aseguró al diario pop.

La experta en fenómenos paranormales cuenta que apenas cruzó la puerta de entrada "había ese olor típico de muerte, como de cementerio, después empecé a percibir como los espíritus se paseaban y se paraban al lado nuestro".

Cancino identificó claramente a dos gasparines. "Hay un espíritu de un niño que ronda buscando auxilio, a sus padres. Se cayó de un balcón cuando la Blondie era un cine. No se sabe en qué condiciones, pero el chico murió estrellado en el piso", sentencia.

"También está rondando el espíritu de un señor de unos 40 años que se suicidó en la parte alta, como en el entretecho, porque estaba enamorado de una corista cuando la Blondie era un teatro. Pero ella se rió de su amor y lo rechazó, entonces él se suicidó", dice la médium.

La eva, caperuza en fantasmas y presencias del más allá, asegura que en el recinto del carrete también hay espíritus que andan deambulando "y se hacen afines con la energía de los jóvenes y el ritmo. Se incorporan al sonido y los invitan a las bajas pasiones", sentencia.

El productor Ariel Núñez asegura que, pese a la extraña compañía, "tratamos de convivir con ellos (los fantasmas)". Igual reconoce que después de las fiestas góticas, "el ambiente queda más cargado".

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