"La recuperación de mi hijo es un verdadero milagro", dijo Carlos González, padre del travieso Ángel, de 7 pepitas, quien ayer en la tarde tuvo su "Ceremonia de Graduación" para los 17 niños prematuros del Hospital Félix Bulnes.

Ángel nació el 18 de octubre del 2003 y pesó apenas 873 gramos. Su padre podía ponerle hasta en el muslo su argolla nupcial.

"Tenía menos de seis meses cuando vino al mundo, si mi señora rompió la bolsa en su trabajo", contó Carloncho.

Aunque el chiquitito las vio peludas, gracias al apoyo de sus papis y el personal de Neonatología del Félix Bulnes, pudo salir adelante y ahora es un nenuco normal, que no tiene ninguna secuela de su nacimiento.

"Los médicos no se explican cómo no tiene ninguna de las secuelas que normalmente tienen otros niños en su situación. Por eso, me siento orgulloso de él, de lo que ha logrado... Es un niño muy especial, muy cariñoso y dulce, medio travieso, pero especial", dijo el chocho papurri.

Carlos, que es fotógrafo de profesión, hará una exposición con las imágenes más potentes sobre la hospitalización de su nenuco hasta el momento en que lo dieron de alta. "Es una muestra pequeña, pero mucha gente me apoya; es bueno que se conozca este tipo de experiencias", remachó.