Gloria y Daniela, rostros de una tragedia médica

Contra toda estadística, la semana pasada dos mujeres murieron y otras cuatro perdieron sus úteros tras tener a sus hijos por cesárea en el Hospital Félix Bulnes.
La estudiante Daniela Alvarado (17) dio a luz gemelas, fruto de un pololeo con su primo, y Gloria, Futalef (44), una niña. El nombre del padre se lo llevó a la tumba, pero ese detalle a su familia ya no le interesa.
Los deudos de ambas se alinearon con los maridos de Gisella Polanco Amaya, Carolina Valdivia Katherine Vega y una segunda Carolina y el viernes presentaron una querella por homicidio y lesiones graves gravísimas, ya que las cuatro últimas quedaron estériles.
El Minsal interpuso una denuncia por cuasidelito de homicidio en la Fiscalía Centro Norte, cuyo persecutor, Leonardo de la Prida, exhumó los cuerpos de las fallecidas. Hasta hoy el único sospechoso es la heparina, un anticoagulante que apareció en la sangre de dos víctimas. El fármaco "jamás debió estar allí", dijo el director del Servicio de Salud Metropolitano Occidente, Enrique Ayarza, pero estaba.
El fiscal De la Prida ahora busca quién o quiénes aplicaron, por error o dolo, las mortales inyecciones.
DUEÑA DE CASA SOÑABA CON SU HIJITA: "SE FUE AL HOSPITAL CON UNA SONRISA"
La mañana del sábado 18, Luchito M.F. (13) chateaba con su primo desde Antofagasta, hasta donde había viajado a reunirse con su padre, el chef Rigoberto Martínez Araya, de quien su madre, Gloria Futalef Cárdenas (44), se encontraba separada hace 11 años.
- ¿Cómo está mi mamita? ¿Ya nació mi hermanita, la Florencia Gloria? ¿Por qué tengo que volver tan luego?
Su primo miró a la pantalla y luego a su padre, Rogelio, hermano de Gloria, esperando una respuesta.
- Dile que su hermanita está bien y que su mamá sigue en el hospital, pero que tiene que volver ahora.
A esa hora, el cuerpo de Gloria yacía en una de las salas del Hospital Félix Bulnes, donde se le había practicado una autopsia tras desangrarse hasta morir luego de dar a luz por cesárea a una niña.
Silva Cárdenas Soto (74), su madre (en la foto con su hijo Rogelio y sus nietos), la recuerda como la única mujer entre los cinco hijos que crió y educó en Cerro Navia, "primero en el colegio del barrio y luego en un Liceo de Mapocho".
"No fue muy buena para el colegio. Llegó hasta primero medio, pero no quiso seguir adelante. Su mayor interés era la música, cantaba. Más que estudiar, quería trabajar, porque después vinieron los niños y necesitaba dinero.
ENREDOS. Según la anciana, su primera incursión en el mundo laboral fue en un empresa textil. "Hacía algo con la seda", divaga Silvia, mientras su memoria naufraga a su alrededor. "Mi cabeza no me ayuda mucho", se disculpa.
Tras enredarse en pololeos, indecisiones y problemas laborales, Gloria se fue para el norte, como el Run Run de Violeta Parra. Allí trabajó -según su madre- como asesora del hogar en la casa de una buena familia y conoció a Rigoberto Martínez Con él tuvo dos hijos: Luis y Jonathan Alejandro.
Pasó el tiempo. "Escribía poco. A veces me llamaba por teléfono. Así supe que tenía problemas con su marido. Un día regresó a esta casa con sus niños. Él viajó a tratar de convencerla para que regresaran al norte, pero ella no quiso. A él no le quedó otra que volver a su tierra y allí encontró una nueva pareja, mientras que aquí en Santiago Gloria se dedicaba a criar a sus niños con mi ayuda y la de sus hermanos", contó.
Nadie en la familia conoce al padre de Florencia Gloria. Fue un secreto que la mujer se llevó a la tumba.
PELIGRO. Cuando anunció que estaba embarazada, sus familiares le hicieron ver que por su edad y su salud (padecía diabetes) el parto podía ser peligroso, pero ella decía sentirse muy bien. "Se fue al hospital con una sonrisa", recuerda su madre.
Su ex marido, Rigoberto, acompañó el lunes sus restos hasta el cementerio Parque del Sendero, de Maipú.
La tarde del viernes, al igual que Daniela, sus restos fueron exhumados por orden de la Fiscalía Norte. Mientras lo médicos hacen lo suyo con los pabellones, fármacos y protocolos quirúrgicos en busca del "qué", el Ministerio Público busca "quién" es el responsable ante la ley por las dos muertes.
COLEGIALA SE VOLVIÓ "LOCA DE ALEGRÍA" CUANDO SUPO QUE ESPERABA GEMELAS
A las 20.50 horas del viernes 17 las puertas del quirófano se cerraron tras la camilla de Daniela Angélica Alarcón Villalobos (17), la menor de las tres hijas del carpintero Pedro y de Teresa (ambos en la foto).
Nacida y criada en Renca, estudiaba primer año medio en el Liceo Laura Vicuña cuando se vio irresistiblemente atraída por su primo Michael Alarcón (18). Fruto del pololeo, la niña quedó embarazada.
Sus padres tomaron el hecho con resignación. Que tuviera al hijo, nomás. Ellos cuidarían del nieto en su casa de la villa Miraflores, con la condición de que la muchacha siguiera estudiando mientras el padre trabajaba.
Michael ayuda a su familia, que posee una amasandería en la comuna, y su sueño es ampliar el negocio.
LA SORPRESITA. "Siempre estaremos agradecidos de la dirección del colegio y los profesores, porque la apoyaron en todo", asegura Teresa.
Un día, al regresar de control médico, Daniela trajo una noticia que tomó a todos sus familiares por sorpresa: Iba a tener gemelas.
"Estaba loca de contenta. En la escuela le hicimos una fiesta. ¡Tres en Uno! le decíamos, en alusión al chicle Dos en Uno", recuerda N.P. (16), compañera de curso, comadre y cuasi vecina de la futura mamá.
El nombre de las niñas fue materia de concilio familiar, aunque finalmente decidieron bautizarlas como Melany Daniela y Britany Daniela.
Pedro siempre quiso ponerle Melany a una de sus hijas, pero sucumbió al gusto de su mujer; y Britany le gustaba a Daniela. No se discute más.
"Aún no me resigno. Es un golpe muy fuerte para mí. Yo quería casarme y formar una familia con la Dany. Ahora tendré que trabajar duro y aprender a criar a mis hijas con la ayuda de mis padres y mis suegros", dijo Michael.
El drama alcanza principalmente a Teresa, ya que el trágico viernes intentó en vano evitar la cesárea de su hija. "Me dijeron que ese día las cesáreas estaban saliendo mal. Entonces traté de que no la operaran, pero me dijeron que eso era una decisión médica, no de las pacientes", se queja la mujer.
NO LES QUEDÓ OTRA SALIDA: ERA EL ÚTERO O LA VIDA...
A las 11 horas del fatídico viernes ingresó al pabellón Carolina Varela (29), madre de tres hijos, la primera eva que presentó sangramiento y perdió su útero.
"Su cesárea estaba programada hacía un mes, porque la guagua venía sentada", asegura su madre.
Luego de dejar a sus dos hijos al cuidado de su familia, Katherine Vega (24) se sometió a la cirugía y presentó igual cuadro. Un río de sangre la tuvo al borde de la muerte y sólo la histerectomía detuvo el flujo.
Ese mismo día acudió a la cita con el bisturí Gisella Polanco (31). Llegó con su marido, Julio Quililán, quien deseaba una familia numerosa. Poco después, acorralada por la urgencia, cambió útero por vida.
Todas ellas, junto a Carolina T. ( 40) madre de cuatro hijos, se restablecen en la Unidad de Pacientes Críticos del centro asistencial y esta semana recibirán el alta.
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