"Estoy orgullosa de haber formado parte de este gobierno", señalaba   emocionada la tarde de ayer la renunciada ministra de Salud, María Soledad Barría mientras un grupo de funcionarios del ministerio la aplaudían.

La ex secretaria de Estado y militante del PS ya le había presentado la carta de dimisión a su amiga la Presidenta Michelle Bachelet este lunes y la Jefa la aceptó ayer en la mañana luego de conversar con Barría por teléfono desde Costa Rica.

La salida de la ministra se dio luego de los mansos atados en el Hospital de Iquique, producto de la muerte de una pareja infectada con VIH y por otros 23 casos de personas que no fueron informadas de que portaban el maldito virus.

Al momento de informar su partida la ministra se defendió de los condoros producidos en el hospital nortino al toque: "Tengo la más absoluta certidumbre que este es un programa que funciona bien a nivel nacional y son hechos puntuales, en los cuales se han hecho las correcciones necesarias", afirmó la doctora.

CAPITAL

Según los que saben, la renuncia de la doctora Barría fue un intento por apagar el incendio producto de una posible acusación constitucional en su contra por parte de la Alianza que incluso era del agrado de algunos parlamentarios del arcoiris y que podía llevarla por el sendero de la ex ministra de Educación, Yasna Provoste.

"Pese a estas medidas, algunos han querido sacar dividendos fáciles poniendo en cuestionamiento las políticas de salud de este ministerio", señaló Barría.

Agregó que las instituciones de salud "son un capital para nuestro país; no pueden servir de fácil presa para quienes, para sacar dividendos políticos, quieren infligir una derrota al Gobierno".

Antes de retirarse, Soledad Barría dio un gran abrazo a la subse de Salud, Yanet Vega, que por ahora la reemplazará.

Ronald Henríquez M.