Con la media pintacha y sacando varios suspiros entre los machotes, se dejó ver Ana María González, la recordada Hannah Montana chilena. La cabra saltó a la fama en 2011 cuando fue detenida dándose la vida del oso con los botines que se choreó en varios atracos.

Dos años pasaron desde esos oscuros días. La chiquilla quedó libreta y pidió otra oportunidad para integrarse a la sociedad y ser un aporte positivo, por lo que soltó la pulenta sobre su nueva vida y explicó por qué había caído en la tentación del dinero fácil y ajeno.

"Estar involucrada en esto no es por decisión de aparentar, de repente es por necesidad, por equis razones que después te llevan a delinquir, pero no es un gusto para nadie hacerlo. Es difícil, hay que ser bien fuerte para tomar las decisiones y actuar en ese momento cuando te dedicas a este tipo de cosas", se sinceró la lola en el programa "Mentiras Verdaderas" de La Red.

"Nunca tuve la oportunidad de dar mi versión y explicar muchas cosas que no son ciertas, me mostraban con una imagen súper frívola y no era así. Se decía que todo lo que robaba era para costear lujos o cosas superficiales como joyas y eso no era así, las condenas que yo he cumplido fueron por necesidad", le confidenció al periodista y conductor del cocido Jean-Philippe Cretton.

Ana María juró que sus atados y sus delitos los hizo para entregarle un mejor pasar a su familia, a la que consideró su razón de ser y de existir.

"Cuando en este país tienes antecedentes la cosa se pone difícil. Es cosa de mirar el sueldo mínimo o para estudiar, para todo se necesita tener lucas. Si tienes niños y tienes antecedentes es peor, no tení muchas opciones más que salir a delinquir y así sucesivamente. Yo creo que si existieran oportunidades se acabaría la delincuencia en gran parte", filosofó la minurri.