"Hubo algo de ayuda divina", cree papi de bebé quemado, tras milagrosa recuperación
"Saliendo de aquí, con mi hijo en brazos, nos vamos altiro a Los Andes para agradecer", señaló ayer Pablo Tolorza, papi de Amaro, el recién nacido quemado por una frazada eléctrica.
El hombre atribuyó a un milagro de Santa Teresita y a las múltiples oraciones de gente anónima, pero sensible, la pronta recuperación del bebito, quien se sobrepuso a la falla multiorgánica que se le produjo el 19 de julio pasado, tras la supuesta negligencia médica ocurrida en la Clínica Presbiteriana Madre e Hijo y que es investigada por la justicia.
"Si bien los médicos hicieron un muy buen trabajo, hay algo de ayuda divina en esta mejoría. Yo creo en los milagros. Gente que no lo conoce, como guardias de seguridad y hasta el personal de aseo de la clínica rezó por él. Nosotros como familia orábamos todos los días a las 9 de la noche en punto por su salud", añadió.
Contó que, incluso, pastores de Argentina y Brasil elevaron plegarias al Señor tras conocerse el caso de Amaro en el extranjero. "Había un 10 por ciento de posibilidades que sobreviviera y él quedó dentro de ese pequeño porcentaje. Lo que sucedió aquel día le pudo pasar a cualquiera. Nunca voy a pedir que cierren la clínica o que juzguen a quien supuestamente cometió el error. Ellos nunca me ocultaron nada y no le guardo rencor a nadie. Eso sí, sueño con ver a mi hijo sentado en su cuna", precisó.
Amaro pudo recibir leche materna esta semana y fue la primera vez que su mamá, Lidia Díaz, lo sostuvo, en sus brazos.
De hecho, injertos extraídos de la piel de su mami permitieron a los galenos tratar al menor. Ahora la Clínica Santa María busca 35 dadores de sangre de cualquier tipo para seguir el tratamiento.
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