Pedro Salamanca nació hace 62 años completamente desnudo, como toda la gente, y su primer trabajo fue en el matadero en 1966. Se ganó los porotos como ayudante de matarife y ahí aprendió el oficio que ahora desempeña.

Del matadero pasó en 1969 a ser peoneta de un camión de bebidas y luego condujo uno hasta que en 1982 sufrió un accidente que le quitó las ganas para siempre de manejar.

No hubo víctimas fatales, pero el susto fue grande y decidió probar suerte como afilador de cuchillos.

Desde entonces trabaja de lunes a domingo, y según calculó camina al día alrededor de 40 kilómetros. A pesar de que Pedro vive en San Bernardo, parte en micro hacia el Barrio Alto donde no lo molesta nadie porque consideran que realiza un trabajo típico.

"Voy de Plaza Italia hacia arriba, a Las Condes, Providencia, Apoquindo, Tabancura, Los Trapenses, Lo Barnechea, por esos lugares me siento bien...

- ¡Bien cuico!

- Cuico es mi recorrido, pero me gusta por acá, la gente es bien condescendiente y muy pocos me ponen obstáculos para trabajar.

- ¿Toca el pito característico de su oficio?

- Sí, se llama flauta pan. Ya no hay, ya no las hacen, antes en las librerías vendían, ya no, pero tengo un stock para muchos años.

- ¿A qué edad afiló por primera vez?

- Era grande, tenía 32 años, fue parejito.

- ¿Su primera vez fue muy complicada?

- ¡Buena pregunta! Cuando partí lo hacía maoma nomás, lo hacía como lo había visto hacer. Le arreglé una tijera a mi primera señora - que falleció - y le eché a perder el filo. Después me perfeccioné sólo con la ayuda de Dios.

- ¿Cuántas veces afila al día?

- Depende. Unas 15 veces... A veces son pocos cuchillos y sale harta plata, y a veces son muchos y saco la misma plata. Hay gente más tacaña que me llora la carta cuando paso y le tengo que pasar pañuelos para secarse las lágrimas, pero igual el precio es conversable.

- ¿Se lo han afilado alguna vez?

- ¡Nica! A mí nunca me han afilado.

- ¿Hay más pega ahora o antes?

- Siempre se ha mantenido bien, o por lo menos para mí porque tengo buenos clientes, gente pudiente de acá arriba que me conoce, que saben que ando trabajando. Ni los carabineros me molestan.

-¿Los cuchillos de ahora son mejores o peores?

- ¡Antes eran mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho mejores! Ahora hay puras porquerías. ¡Son malos, malos, malos, malos! Pero no le voy a decir de dónde son.

- Dígame poh, ¿qué le cuesta?

- Bueno ya. Los malos son los cuchillos coreanos y chinos, como los zapatos chinos que dejan las patas hinchadas como las de Condorito. Los buenos cuchillos son los brasileños y alemanes. Las tijeras antes también eran mejores.

- ¿Cuánto cobra por afilar?

- Un cuchillo $1.000 o $1.200; tijeras lo mismo. El trabajo más caro es una máquina cortadora de pasto que sale 12 lucas porque hay que desarmarla entera, afilar el aspa, las guillotinas, sacar los rodamientos, engrasarla... y me demoro como una hora. En un cuchillo demoro como cuatro minutos nomás.

- ¿Y lo más dificil?

- Un serrucho. ¡Es muuucha pega! Hay que afilar diente por diente y destrabarlos, es un puro cacho que no estoy dispuesto a hacer. También es difícil un cortaúñas y los alicates porque tienen un ángulo peludo y quedan mal. Los echo a perder y no hay arreglo.

- ¿Cuánto saca al día?

- En uno bueno, saco como 30 o 25 lucas. En uno malo, hago unos $10.000, y cuando llueve me quedo en la casa.

- ¿Le gustaría que su hijo fuera afilador?

- No, ellos tienen sus pegas. No me gustaría que sieguieran mis pasos porque en este trabajo hay que tener personalidad y desplante. De repente nos agarran pa'l chuleteo. La otra vez un loco de una construcción me preguntó: "Oye afilador, ¿cómo te ha ido?" y yo le respondí: "¡Pulento compadre!, vengo de tu casa".