Crónica

¡La Alameda se llenó de choros con navajuelas!

En plena hora del manye los santiaguinos fueron mudos testigos de una mocha entre  maltones y choritos chicos, pero ya con el pelillo necesario para tirar las manos y soltar la lengua frente al asombro de cientos de compadritos que querían darles el bajo.

La mocha partió pasadas las 12 horas, en la esquina de Alameda con Dieciocho, donde unos choros con alma de locos y pinta de piures empezaron a echarle la foca marina a un grupo de conchas negras y pequeñas.

Los choros grandotes tiraban picorocos, ostiones y erizos, mientras sus chicocos adversarios sólo atinaron a sacar sus navajuelas para intimidar a los maltones. La disputa hizo que las almejas y machas se cerraran de puro susto.

La gente empezó a cachar la pelea de los mariscos que, al verse avergonzados, decidieron hacer una tregua italiana frente a todos y terminar con la acalorada riña. Sólo una rucia que pasaba por el lugar no entendió cuando hicieron las paces.

Cuento corto: todos los  amigos del roquerío se portaron como la gente en las parrilladas de choros que Zacarías Alarcón, dueño del restorán "Don Zacarías", y el alcalde de Pelluhue, Nelson Leal, armaron en plena Alameda para los comensales santiaguinos.

El aroma llamó la atención de la gente, que corrió a ver cómo se sancochaban estos mariscos sureños que vinieron a revolverla.

Leal explicó al diario pop que estos mariscos se cuecen por 20 minutos a la parrilla, "se abren, se cortan, se les pone el merkén y a la boca".

Los sabrosos mariscos  tienen más de 17 centímetros cada uno. "Buena calidad por su sabor y porque vienen de aguas muy limpias", destacó el presi del sindicato de pescadores de la zona, Hernán Peñaloza.

El hombrón no deja de tener razón, porque estas delicias marinas fueron sacadas de Mariscadero, (cerquita de Pelluhue) hogar donde conviven grandes comunidades de locos, piures y hay harto choro zapato que anda dando jugo.

"Esto se come asado, crudo y de distintas maneras. Y es una vitamina muy rica que hace que a la persona se le levanten los ánimos", soltó el presi.

Don Zacarías por su litro quedó con espalda pa'l gato, ya que tuvo agarrarse con los mil choros que llegaron de Pelluhue pa' echarlos a la parrilla.

Las armas de Don Zaca fueron el agüita pa' lavarlos, después los ablandó con limón, merkén y sal. "Eso le da el toque preciso", soltó el crá de la gastronomía pop.

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