La muerte de Francisca Silva Benavides no dejó indiferente a nadie en el puerto. Con sólo cinco años perdió la vida a manos de un taxista, que ultrajó a la menor y luego la tiró al mar.

Todo Valparaíso se movilizó para dar con el paradero de la menor, hasta que el 8 de enero de 2009 su pequeño cuerpo fue encontrado entre los roqueríos cercanos a la piedra feliz.

La indignación se tomó Valpo, que salió a las calles para pedir justicia por la memoria de Francisca. El acusado Juan Saavedra fue detenido y enjuiciado a 40 años, mientras la figura de la niña se volvió eterna.

Sus padres montaron una animita sobre los roqueríos donde fue encontrada, sin imaginar que toda una ciudad iba a volcar su devoción hacia la eterna alma de ella.

Con las semanas varias familias comenzaron a acercarse al sitio para dejarle a Panchita ofrendas florales y peluches. Oraciones y plegarias que se multiplicaban con los días, ya que comenzó a correr la voz que la pequeña cumplía favores de salud y familiares.

Con su pequeña alma, los fieles aseguran que la menor sabe responder a las plegarias que le solicitan. Prueba de ello son los cientos de peluches que adornan su gruta donde a 10 años de lo sucedido la siguen recordando, además de algunas placas. Su familia sabe que la gente confía en ella para las plegarias.

Pero la estadía de Panchita en el sitio no ha sido fácil, ya que en tres ocasiones ha sufrido considerables daños.

Primero unos malandras profanaron el recuerdo, luego fueron las marejadas las que destruyeron parte de la animita y en marzo último un grupo de personas quemó el sitio dejando rayados contra la iglesia.

Pese a todo lo malo, la religiosidad sigue intacta hacia ella y rápidamente su familia recupera el lugar, donde muchos se conectan con su espiritualidad.

El recuerdo de Panchita será eterno en Valparaíso. Su trágica e injusta muerte se intenta sobrellevar en este espacio donde ella continúa viva, ayudando a quienes confían en su intervención divina, porque Francisca no se