Son pocas las pericos que nacen en Austria, tienen un estadio en su tierra natal con su nombre, llegan a Estados Unidos, "triunfan" actuando en películas como "Terminator" o "Conan, el Bárbaro", pertenecen al Partido Conservador y terminan siendo gobernador de California, en Gringolandia.

Ese es Arnold Schwarzenegger, más conocido como "Gobernator", quien ayer recibió la distinguida visita de La Jefa Michelle Bachelet.

Arnoldo recibió a Bachelet en su oficina privada, adornada con lindas rosas blancas y una fotografía de él dándole un calugazo a su esposa. Y no, no había ningún poster de Terminator o algo así, no sea cuático.

Lejos de conversar sobre lo bien que actuaba Schwarzenegger junto a Danny de Vito en "Gemelos", la cháchara verseó sobre las tremendas oportunidades que tienen Chile y California para trabajar juntos como hermanos.

Además intercambiaron visiones sobre nuevas formas de combustibles para paliar el alza generalizada del petróleo.

La Jefa parló en perfecto inglés con el gobernador que habla igualito a Terminator. ¡Dónde está Sarah Connor!

Finalizada la amena reunión, "Gobernator" llevó a La Jefa a la viña de la Universidad de California-Davies para mostrarle los hermosos parrones "cartonié pipeñón" que se desarrollan por allato.

Después, en una reunión con empresarios Schwarzenegger le tiró puras flores a nuestra Presidenta.

"Usted es una gran líder y cree muho en el tema del medio ambiente", le dijo provocando una risa de agradecimiento en Bachelet.

La amena relación entre "Gobernator" y Bachelet acabó con la firma de un acuerdo de cooperación mutua entre California y la copia feliz del Edén, que permitirá que profesionales de Chilito vayan a universidades de ese Estado a perfeccionarse.

Conan el Bárbaro se despidió de Bachelet y ella, con la chispa que la caracteriza, se despidió de él con su frase más popular: "Hasta la vista, baby", lo que provocó una carcajada robótica de Arnie quien devolvió el saludo diciéndole  "hasta la vista,  Jefecita".

¿Ve que hasta Terminator puede tener su lado humano?

Kent Brockman, corresponsal en California