Desde las lluviosas tierras de Valdivia, Daniela Asenjo, de 22 años, es seca botando al piso a cuanto rival se le tire dentro del cuadrilátero. Por algo le dicen "La Leona". Es cosa de que saque las garras para devorarse a cualquiera en su reino: el mundo del boxeo.

Pero la fiera tiene otra pasión aparte de pegar combos y sacarse la mugre en el ring. La mano de piedra le saca conciertos enteros a su amado violín.

¿Y cómo se maneja tan bien en estas dos pasiones?: "Desde chiquitita que fui fanática de la disciplina. Aprendí a tocar el violín porque fui a un colegio de música. A los catorce años ya me manejaba y llevo tocando en orquestas y algunos conciertos hace 7 años".

Mientras le sacaba notas a su regalón con cuerdas, empezó a mirar cómo los compadres chocaban los guantes en los torneos de Valdivia. De ahí que la violinista quedó fascinada con pegar puñetes.

“Viene de familia también porque mi abuelo era boxeador, pero nunca me llevó a ver una pelea. Fue gracias a un primo que empecé a entrar en el mundo del boxeo, me llevaba a los torneos y también a un club para que me instruyera”, cuenta la Leona valdiviana.

Cuando le tuvo que contar a su familia que se iba a dedicar al puñete en vez de a las cuerdas, el perfil de bicho raro no se lo sacó en mucho tiempo. "Cuando les dije me miraron todos raro, la gente todavía encuentra extraño que una mina boxee, a pesar de que ahora la mujer es más visible. No me dejaron meterme por miedo que me machucara, pero ya a los 18 comencé a entrenar".

En estos momentos, la Dani tiene botada las dos cosas. Es que le están pegando fuerte en su práctica de psicopedagogía.

Admite que le da cuco que la machuquen mucho en los entrenamientos, ya que tiene que presentarse con sus partes enteritas para cantar junto a sus chicocos.

“He tenido suerte de que no me han pegado en la cara, porque ¿cómo les explico a mis chiquillos que su tía llegó con el medio moretón?”.

Como dato, la fiera de Valdivia es una de las dos únicas boxeadoras profesionales que ha dado nuesta patria, junto con su compipa Carolina Rodríguez.

Si bien a la Dani aún le falta experiencia y edad para tocarse las de Vivaldi con los guantes puestos, asegura que nadie le gana en el ring, ni agarrando el instrumento clásico.