Una de las consecuencias anexas de la crisis sanitaria es el aumento de los embarazos no deseados, lo que podría convertirse en una pandemia silenciosa a la cual aún no le tomamos el peso. Así lo piensa la experta en derechos de salud sexual y reproductiva, la doctora Andrea Von Hoveling.

Andrea Von Hoveling, gineco-obstetra de la Clínica Santa María y el Hospital El Carmen de Maipú, explica que en situaciones de crisis sanitaria aumenta significativamente la natalidad, y eso se da a costa de embarazos no planificados y principalmente afecta a la población más vulnerable; es decir, adolescentes y personas de los quintiles más bajos de ingresos.

"Eso, además de constituir una falta de ejercicio de derecho a la mujer, trae a su vez otros problemas asociados como el aumento del aborto, de la mortalidad materno infantil, y una perpetuación y feminización de la pobreza, por el perfil de la mujer que sufre el embarazo no planificado. Este 'babyboom' es una muy mala noticia", señala.

En cuanto a las medidas que se han tomado al respecto, la doctora indica que "lo único que hay de parte de organismos nacionales e internacionales es una manifestación de preocupación y un llamado a que las prestaciones de salud sexual y reproductiva se consideren prestaciones críticas, porque las consecuencias de los embarazos no deseados y el aumento de las enfermedades de transmisión sexual son la otra pandemia silente de esta época".

La profesional recalca que "cuando disminuyen los embarazos no planificados, mejora la situación económica de un país. Se entiende que hoy en día se ha tenido que dar preferencia a otras cosas, pero creemos que dado que esto es algo que se puede proyectar en el tiempo, y para no empeorar la situación país, se le tiene que dar el peso que tiene desde todos los estamentos a las prestaciones de salud sexual y reproductiva. Se debe facilitar el acceso a los métodos anticonceptivos y a los controles ginecológicos en los consultorios".