SAINT GALLEN.- Y al final sucedió lo que tanto se temía en las horas previas al partido amistoso de la Roja ante Serbia. Claudio Borghi anunció que a partir de este miércoles 14 de noviembre dejó de ser el deté de Chile, ya que los dirigentes de la ANFP le pidieron el cargo tras caer por 3-1 ante el combinado europeo.

"Después de estos partidos que hemos jugado en forma oficial y amistosa, el balance no es bueno", señaló el deté, quien contó detalles de la reunión de más de 50 minutos que sostuvo con los jugadores y los directivos en el camarín del AFG Arena.

"Me reuní con dos personas del directorio (...) el presidente me ha pedido que dé un paso al costado. Así que a partir de este momento dejo de ser el técnico de la selección", explicó el argentino, quien aclaró que lo suyo no fue una renuncia, sino más el corte menos sabroso de la parrilla que calentaron esta tarde los dirigentes de la ANFP.

"Ya lo dije antes, me pidieron que dé un paso al costado y eso significa ser despedido, yo no he renunciado", aclaró.

¿UN PROCESO CON RETROCESO?
La cronología para este truncado proceso de 629 días, ya en su primer día tuvo al deté de la selección en el ojo del huracán por las comparaciones que inmediatamente se dieron con su compatriota Marcelo Bielsa. "Nos sentimos capaces, conocedores del medio, de gran parte de los jugadores, así que esta posibilidad de estar bien instalados en el mundo, veremos si podemos aprovecharlo", contó en aquella ocasión el deté.

Los problemas para Borghi, en todo caso, comenzaron desde temprano. Ya en la previa al debut en las clasificatorias, que se saldó con una dolorosa goleada 4-1 frente a Argentina, sapearon el primer acto de indisciplina que -con el tiempo- acompañaron gran parte del proceso del argentino. El "Tavellizazo" de Jorge Valdivia y Jean Beausejour.

Atado que puso a Borghi ante la parilla más caliente de todas: la de la lluvia de críticas que le cayeron por lo mal que jugó Chile y la inmediata respuesta del argentino para quienes aparecieron como viudas de Bielsa.

Los problemas, lejos de solucionarse, fueron creciendo en la medida que los propios jugadores fueron sepultando al entrenador. Ya sea con el famoso "Bautizazo", que marcó el distanciamiento del argentino con sus regalones, justo en la previa a la segunda goleada de estas clasificatorias (4-0 ante Uruguay), a los pastelazos de Eduardo Vargas y Gary Medel en el "Urracazo" o a las recientes expulsiones de Arturo Vidal, ante Ecuador y ahora frente a Serbia.

Asi nomás pasaron los 569 días de Borghi al mando de la Roja, con un saldo de 27 partidos dirigidos, 11 triunfos, 5 empates, 11 derrotas, un 47% de rendimiento y la selección casi fuera del mundial. Y como si fuera poco, igualando la peor racha de derrotas seguidas, cinco, que acumuló Pedro García en su paso por la banca nacional en 2001.