Las mascotas no saben qué provoca un terremoto, grados Richter o negligencias. Sólo logran presentirlos, pero a la hora de los quiubos, cuando el hogar se viene abajo, son tan frágiles como los humanos.

Así fue para la minina "Tristana" y la cachupina "Laurita". Ambas vivían en el conocido edificio "Don Tristán", de Maipú, que el 27 de febrero se ladeó y dejó sin techo a decenas de familias.

Los maipucinos recurrieron a las autoridades para exigir una reparación. Pero las únicas que debieron esperar más, fueron ellas.

"Laurita" -que al igual que "Tristana", fue rebautizada por sus salvadores- apareció junto a siete cachorritos los primeros días del desalojo.

"Fue rescatada el 7 de marzo junto a sus hijitos, estaba muy mal. Como no tenía qué comer y los vecinos le daban lo que podían, sus huesos se descalcificaron, ya que estaba amamantando y su cuerpo empezó a consumirse para nutrir a sus cachorros", dijo Carolina Pino, la animalista que la cuidó.

Después de un mes de tratamiento, está más repuesta físicamente, pero su conducta evidencia el trauma.

"Se altera hasta cuando pasa un auto por la calle", afirmó Carolina.

SHOCK

La que se llevó la peor parte fue "Tristana". Estaba preñada, pero el susto fue tan grande, que provocó la muerte de sus hijitos.

"La encontramos merodeando cerca del edificio. Estaba pelada, tenía las pupilas dilatadas y muy nerviosa. La veías y te daban ganas de llorar", contó Pino.

La cuchita, que lleva el nombre de la construcción símbolo del seísmo en la capital, fue sometida a una intensa terapia de recuperación. Le sacaron a los gatitos muertos y fue esterilizada.

"Si encuentra un hogar será más fácil que supere el estrés postraumático. Debemos turnarnos para hacerle cariño, así se calma".

"Laurita" ya tiene interesados en adoptarla, pero ni sus cachorros ni "Tristana" han tenido esa misma suerte.

Si desea darles una oportunidad, escriba a mascotascuarta@gmail.com.