En cana quedó un veterano de 61 años acusado de enterrarle un cuchillo en el ojo a un compadre que le comía la color en su propia casa, en en la villa El Trigal de Rancagua.

Cerca de las 14 horas de ayer, A.N.D. sintió un punzante dolor en la nuca cuando estaba en la pega. El hombrón se tomó una tortilla de analgésicos, pero el malestar persistió y pidió permiso para irse para la casa. Craso error.

Al llegar a su domicilio se encontró con una escena digna de película softcore: Su bella dulcinea compartía el catre de dos plazas y media con J.C.R., de 50 años.

La ira se apoderó del pobre alce, quien, cerró todas las puertas de la casa, tomó un cuchillo y se lo enterró en el ojo izquierdo al patas negras.

El venado apretó cachete, pero sus cuernos eran tan grandes que los polis lo divisaron a un kilómetro y lo llevaron al chucho.

La víctima perdió el ojo y está con riesgo vital en el Hospital Regional de Rancagua.