Leyendas de Salamanca: el "pueblo embrujado" al norte de Chile

Cada vez se habla más de portales, de pasadizos al Más Allá, inframundo, Xibalbá o Up Side Down, como se popularizó en la serie "Stranger Things", pero al parecer el tema es parte de nuestro folclor, cosa de cientos de años. Es el caso de Salamanca, un pueblo situado entre quebradas, valles repletos de vegetación e inmerso en una sensación de tensa calma, en la Región de Coquimbo.

Los datos demográficos e históricos hablan de que tiene 30 mil personas y que fue fundado en 1844, como un asentamiento indígena, en una ribera del río Choapa. Y la tradición señala que también lo habitan un número no especificado de brujos, muy dados a sus convenciones, conocidas como aquelarres, en que se entremezclan con seres de otra dimensión y algunos invitados del mundo normal y conocido.

Las cosas extrañas no sólo quedan en el lugar en que se producen, ya que tienden a trascender, por lo que a comienzos del siglo XX se ganó el mote de pueblo enigmático, especialmente para los viernes santos y la fiesta de San Juan. En esas fechas, los nigromantes se reunían en las afueras de Salamanca, en un lugar llamado La Raja de Manquehua, una hendidura que se adentraba en la profundidad de la tierra, algo que recuerda a lo que describe H.P. Lovecraft como pasadizos de la superficie al inframundo de seres primordiales, también llamados mágicos.

No es fácil llegar a este sector especial, ubicado a 17 kilómetros de Salamanca, y sobre los 2.100 metros de altura, entre rocosas quebradas donde los brujos llegaban hasta una cima para realizar sus diferentes rituales, y al cual una persona tuvo acceso hace muchísimos años.

La leyenda

Narra la historia que un hombre fue invitado a una fiesta por un brujo. La persona, sin pensar lo que se encontraría, decidió aceptar la propuesta. Al llegar, su sorpresa fue mayúscula cuando en medio del vino, la comida y las guapas mujeres de la bacanal, se dio cuenta de que todos los objetos eran de plata y oro.

Aprovechando un descuido de los anfitriones, el hombre decidió robar una cuchara de plata y la guardó entre sus cosas. En ese momento, una mujer de largas piernas se acercó al foráneo con tal de conquistarlo. Y así fue.

Al llegar la mañana, aún con los vapores etílicos y el resabio del placer carnal en la piel, se dio cuenta de que no estaba en la hendidura, sino que en la plaza del pueblo.

Recordando vagamente lo que pasó en la fiesta, comenzó a revisar sus pertenencias hasta encontrarse con la cuchara de plata, sólo que en ese momento ya no era de plata, si no que se había convertido en un utensilio de hueso, pero no cualquier resto óseo… era de un fémur humano.

Pasado el estupor, el invitado a la bacanal se encargó de dar a conocer lo que ocurrió, acrecentando la leyenda de los brujos en Salamanca.

El relato del invitado se unió a otros que vinculan a Salamanca con encuentros paranormales, en donde las almas de hechiceros que ya dejaron esta vida siguen estando presentes por medio de sus poderes infinitos. Hay quienes dicen que en la cueva se hacen rituales para el Diablo, misas negras en donde los brujos realizan sus ceremonias desde tiempos ancestrales para enaltecer a Satanás, todo hasta que el canto de los gallos termina con las liturgias, en medio de loas y gritos frenéticos.

Un tesoro. Incluso, hay quienes dicen que estos ritos se realizaban para cuidar el tesoro que se encuentra en el fondo de la cueva, en donde una hermosa laguna de aguas cristalinas, ubicada en medio de las quebradas, guarda metales preciosos para el beneplácito de los brujos… y quienes desean agarrar una tajada de esa fortuna han fracasado una y otra vez, con consecuencias lamentables.

Se cuenta que los maestros de lo oscuro y sus descendientes continúan con sus ceremonias en la Raja de Manquehua, en las que se mantiene el lujo, los grandes banquetes en vasijas de oro y plata, algo que los brujos buscan compartir con la gente de Salamanca, esperando que algún incrédulo caiga en su juego.

Para conocimiento de los que aún hoy llegan a ese lugar buscando un trozo de la historia más esotérica de Chile, el sitio fue declarado Santuario de la Naturaleza hace algunos meses, y varios son los valientes que pese a todos los anuncios de brujos, se internan en las entrañas rocosas.

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