"¡Ya, Robertito!", le gritaron los gendarmes confianzudos al enano Roberto Castro Arévalo (38) cuando ayer le tocó presentarse ante la justicia por sacarles fotos a los calzones de colegialas en las escaleras del Metro.

El chicoco fue detenido el martes en la tarde, luego que lo pillaron mientras grababa por debajo de las faldas a 4 escolares de 16 y 17 años en la estación Plaza de Armas.

La fiscal Marcela Rocha rajó al petiso por ofensas al pudor y las buenas costumbres y le ofreció un procedimiento verbal simplificado de 41 días de cárcel, siempre y cuando reconociera responsabilidad.

Sin embargo, el pitufo de un metro 45 de bajeza, aconsejado por su defensor penal público, se encachó, no admitió culpa y prefirió ir a un juicio donde le podrían tirar hasta 3 años de cana. El imputado primero le dijo a la jueza: "Cometí un delito", pero después reculó y señaló: "No admito responsabilidad".

Al mini sátiro los carabineros le encontraron un celular LG Touch con al menos 6 fotos y 4 grabaciones, todas de escolares que subían y bajaban por las escaleras de la estación Plaza de Armas. Debido a que no llega al metro y medio, Robertito no tenía ni que agacharse para capturar las imágenes.

Gracias a que no tiene antecedentes policiales ni penales, el chico quedó en libertad, pero deberá presentarse el próximo 5 de enero a la preparación del juicio oral en su contra.

Bravo vive en La Pincoya, Huechuraba. Sus vecinos dijeron que es obrero, soltero y que no tiene mina conocida.