Los pobres pitufines del jardín infantil "Semillita" se quedaron sin agua para germinar su futuro, por culpa de una banda de malacatosos sin corazón que, diablo en mano, sacó de cuajo el medidor, en la madrugada de ayer, en la población Santiago, de Estación Central.

También pagaron el pato las mamis de los niños, ya que no pudieron ir a trabajar, pues el plantel, dependiente de la Junji, cerró sus puertas todo el día hasta aclarar el rollo.

Según indagaron las tías y auxiliares, entre las 5 y las 7 de la matina un grupete de angustiados saltó el portón y sacó el medidor. Carepalo.

Los amigos de lo ajeno no se quedaron ahí y empezaron a descerrajar todas las guarderías del sector y casas de los vecinos más desprevenidos. En total jodieron a tres jardines.

Cuando la primera tía llegó a recibir a los peques, notó que el barrial llegaba hasta la esquina.

Los más de cien niños que van al jardín se pusieron a llorar de pura angustia. Justo ayer la cocinera iba a hacerles porotos con riendas y jalea de frambuesa.

Isabel Cea, dire del "Semillita", está chata de los cumas. Cuenta que hace dos años la puerta del centro parecía corredera, porque los malulos se pelaban hasta la leche purita.

La ola de robos se chantó con vigilancia de los carabineros y hartas rejas. Ahora el establecimiento parvulín parece peni, pero es ultra seguro.

Para reponer el suministro de agua potable, el jardín tuvo que pagar 67 lucrecias por un nuevo aparato. "Lo peor es que estos muchachos venden los medidores a precio de huevo para seguir consumiendo drogas. Esto no para", cuenta con dolor y enojo la parvularia.

- ¿Cómo arreglarán la tontera?

- La empresa vino a instalar el medidor, pero ¿qué pasa si nos roban de nuevo? Tendremos que poner una garita de concreto y candado.

- Igual la abrirán esos tontos, poh.

- A lo mejor siguen con la misma, pero por lo menos les va a costar más.

Claudio Sanz S.