Crónica

Mamá Olga está pa' récord: multiplicó por 92 el familión

En la Villa Esperanza de Melipilla se desarrolla una increíble historia que le hace honor al nombre de la pobla, y que es protagonizada por una esforzada mujer que hoy celebrará su día a lo pachá, regaloneada nada menos que por 92 personas.

¿Cómo dirá ustedx?x Lo que pasa es que pese a que a sus 86 años la memoria es algo frágil, a “Mamá Olga” lo único que no se le va, es hablar de sus 12 hijos, 45 nietos y 35 bisnietos.

“Son mi adoración. Estoy tan agradecida de todos. Son un pan de Dios”, contó emocionada a La Cuarta la nona María Olga Quintanilla.

Esta verdadera “súper mamá” crió desde los 15 años a sus hijos. Al principio, tuvo la ayuda de su madre. “De ella saqué el ejemplo para saber cómo educarlos”, confesó.

Oriunda de Codigua, conoció a su marido, que ahora sufre alzheimer, en el barrio. A los catorce años se casó con él y comenzó una aventura que, según sus propias palabras, “ha sido lo más grande que Dios le dio”.

A cuatro de ellos los tuvo en su casa y al resto, en un hospital. “Mamá Olga”, como le dicen todos sus seres queridos, apenas salía de la pieza para criar a sus pequeños.

“Con tal de estar con ellos prefería no dormir y lo único que le pedía a Dios era que me mandara paciencia”, aseguró.

Como muchas madres chilenas, su gigantesco amor la hizo salir de jovencita en busca de pega, todo para que sus hijos tuvieran una mejor vida. “Siempre trabajé en casas particulares”, indicó.

Miguel González, su penúltimo hijo, de 52 años, recordó esos sacrificados días donde su querida mamita trabajaba para que él se educara.

“Nunca olvidé un mensaje que me dio cuando salí de cuarto medio. Me dijo que si necesitaba salir a otras casas a lavar para que yo pudiera estudiar, lo iba a hacer. Siempre ha querido lo mejor para nosotros”, relató con la voz entrecortada.

Su gran dolor

Y aunque la vida le ha dado más alegrías que tristezas, hay dos hechos que la marcaron profundamente: la muerte de cinco de sus hijos.

A tres los perdió antes de que nacieran, y el destino quiso que dos terribles atropellos terminaran con la vida de su hija de cinco años y su hijo de 60.

“Es el golpe más grande que puede tener una madre la de perder a sus hijos”, relató.

Agustín Olmedo, de 11 años, uno de sus bisnietos, corre de un lado para otro en la casa. Junto a él está todo el choclón familiar que decidió celebrar el “Día de la Madre” de forma anticipada para que la mayoría de los familiares pudiera saludar a su Olgita querida.

“Estoy súper agradecido de ella. Siempre ha estado ahí para apoyarme cuando estoy triste. Me ayuda y la felicito porque es una gran mujer”, aseguró el pequeño.

Hoy, en este “Día de la Mami” llegarán algunos de sus hijos a tomar once junto a Olga. “Me encanta que estén acá. Siempre les digo que tienen que ser hermanables. Que cuando yo parta de este mundo no se separen nunca los hermanos. Ni los nietos y bisnietos”, contó.

“Mamá Olga” sabe que su vida se apagará luego, pero “a veces le pido a Dios que me de otros añitos de vida, por el cariño a los hijos. Además, que  pienso que si ya me voy de este mundo van a sufrir mucho”.

Cuando habla de la celebración que le tendrán para festejar a la “súper mamá” se emociona.

“Los quiero tanto. Son buenas personas que es lo que siempre quise. Lo mejor de todo es que son bien unidos. Pasan más acá que en la casa de ellos. Qué más se puede pedir a la vida”, remató.

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