Se vendían más rápido que los discos de la difunta Amy Winehouse. Eran más pedidas que la Bomba 4 y más "carozzi" que una noche en el Diosas.

Pero nuestros compatriotas que viven en este lado del planeta, se gastaron hasta la plata de la paella dominical para comprarse la camiseta azulgrana de Alexis Sánchez. La misma que costaba ¡66 luquitas! en las tiendas especializadas!

"La adquirí para mandársela a mi hijo en Chile. De hecho, se la quiero enviar por correo rápido para que le llegue antes de que el Barza juegue con el Madrid (se enfrentarán por la Supercopa pepe el 14 y 17 de agosto)", nos contó la rancagüina Maggi Espinosa.

"Terminé disfónica de tanto gritar, así que imagínate cuando vaya al estadio", expresó esta limpiadora de mansiones catalanas y contó un secreto: "El tío es guapísimo, un morenazo. Lo esperábamos con ansias, pero no lo vimos; nos quedamos con cuello pa' gritarle 'mijito rico' y que nos hiciera un saludito".

Quizás por lo mismo, la mayoría de los patiperros calmaron sus ansias haciendo mieeerr... la tarjeta de crédito.

Proceso en el que se demoraban hasta media hora, pues -como no se esperaba tal éxito de ventas- tenían que estampar ahí mismo las camisetas, en un proceso bastante artesanal.

Sin embargo, todo ello valió la pena. Porque tal como le sucedió a Carlos Iribarren, un compatriota que vive en Madrid y que andaba de vacaciones por estos lares, los canales de televisión no dejaron de hacerle preguntas y salió en todas las emisiones radiales.