Mató a repartidor de gas frente a su esposa y 3 hijitas

La jornada laboral del repartidor de gas José Catalán Muñoz (45) comenzaba como cualquier otra. Frente a su casa y cerca del mediodía, el hombre se subía a su camión lleno de balones de 15 y 45 kilos, junto a su mujer y madre de sus tres hijas, Sandra Gutiérrez. Era un día normal en el pasaje Parque Los Reyes, en Maipú.
El laburo después de la Navidad prometía, pero desde la plaza de la villa un cabro con la mirada perdida cambió para siempre los planes de la familia. Antes de que pudiera reaccionar, José tenía encima a Matías Marín González (19), que le intentaba quitar el camión, con un revólver calibre 38 en su mano, según informó la policía.
"Se abalanzó sobre él y le puso el arma en la cabeza. Por zafarse, salió un disparo al aire, pero no nos tocó. Juan siguió forcejeando con él, pero cuando lo tiró al suelo, el tipo le disparó", relató su esposa, aún en shock.
Al escuchar la balacera, las hijas de Juan se asomaron a la puerta. Vieron a su padre herido de muerte, con su pecho sangrando.
"Mis hijas lo vieron morir. Es el dolor más grande que tengo. Me quedé sola con mis tres niñitas. Es tremendo. No sé cómo voy a recuperarme de esto. Me arrebató a mi familia", añadió la viuda.
LOCURA
Con Juan en el suelo, una familia destruida y la conciencia en otro mundo, Matías se subió el camión y arrancó, sin darse cuenta que dos vecinas llamaban al plan cuadrante y al 133. En menos de cinco minutos, tres radiopatrullas de la Vigésimo Quinta Comisaría de Carabineros de Maipú le pisaban los talones.
Según el comandante de la Prefectura Occidente, Renato Avello, Matías arrancó más de 30 cuadras cargando el gas licuado. Las frenadas y aceleradas lanzaron siete balones a los policías que le seguían la pista. En un descuido, el improvisado chofer dobló por la calle San Daniel, en Pudahuel, sin saber que se encontraría con la calle cerrada, el antejardín de una casa y toda una familia comiendo al aire libre.
El camión arrasó con la reja de madera y arbustos. Llegó a dar a pocos metros de la piscina, donde más de cinco niños capeaban el calor. "Estábamos a punto de almorzar. El cabro no pudo abrir la puerta y se bajó por la ventana. Lo único que atiné fue a pegarle y dejarlo en el suelo con una rodilla encima", contó Marcelo Martínez, dueño de casa que evitó la escapada del cuma.
En la comisaría, Matías no logró articular palabra para explicar lo sucedido. Ni siquiera pudo hablar ante el fiscal de turno, Gamal Massú.
La Fiscalía Occidente formalizará hoy a Matías Marín González por los delitos de robo con homicidio. Pese a su juventud, ya había encanado por los delitos de receptación e infracción a la Ley de Drogas.
Por Claudio Sanz S.
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