"Mi vida la pongo en manos de Dios, no de los narcos"

La calle Jorge Canning de La Legua está llena de frutas, verduras y gritos de los caseros para llamar la atención de las dueñas de casas que transitan por la feria sin miedo para abastecer sus hogares.
En el número 371 está la parroquia San Cayetano, liderada por el sacerdote Gerard Ouisse, quien se puso como objetivo erradicar de una buena vez el narcotráfico de la población y terminar con el estigma que pena por años en La Legua.
Vive hace un cuarto de siglo en Chile. Llegó en 1986, un año convulsionado por las protestas políticas hacia el fin de la dictadura y se convirtió por 16 años en párroco de la José María Caro hasta que llegó a su actual parroquia.
En su interior está el salón principal, amplio e iluminado, con las bancas todas apuntando hacia el altar, el cual tiene frente a él otra banquita donde se sienta el padre Gerard para hacer la misa.
"A mí me gusta estar cerca de la gente. Leemos el Evangelio y luego le doy la palabra a ellos, así participamos todos", dice mientras se acerca a una muralla que tiene imágenes de varios mártires de la lucha social en Chile como Clotario Blest, o el padre André Jarlan de La Victoria.
A un costado hay una pintura de una mujer con su joven hijo. Son la Yolita y el Jano, quienes murieron quemados al interior de su casa, y que eran reconocidos en La Legua por hacer un centro para los discapacitados del sector. El padre Gerard ve la pintura y se emociona.
A escasas cuadras de la parroquia, un grupo de Carabineros, fuertemente protegido con chalecos antibalas y cascos especiales, viaja en un auto blindado tocando el timbre en cada casa.
En el pasaje contiguo, un taxi se para a conversar con un hombre de cerca de 30 años, mientras el resto de sus vecinos mira con sospecha a los otros autos que pasan.
"Uno no puede pasar dos veces por el mismo pasaje en auto, sino creen que anda sapeando", dice un transeúnte, todo esto mientras el padre Gerard termina una reunión con los alcaldes de Peñalolén, Claudio Orrego, Puente Alto, Cote Ossandón y San Joaquín, Sergio Echeverria.
Ellos, junto a la senadora Soledad Alvear, hicieron eco del llamado de auxilio del sacerdote a través de la prensa, para acabar con el temor que sienten los vecinos de La Legua.
En la reunión con vecinas de la comunidad parroquial, una de las mujeres toma su teléfono y se lo acerca al oído a Orrego para que escuchara una grabación de un día cualquiera en la Legua. Después de un silencio se escuchan reiterados disparos. "Eso es lo que vivimos a diario", dice la mujer con angustia.
Otra vecina, madre de tres hijos, dos en etapa escolar y una pequeña que va al jardin, dice que le da miedo llevar a la más pequeñita a estudiar.
"No es posible que cuando vaya a buscarla tengamos que escapar porque dos narcos se ponen a tirar balazos. No es eso lo que queremos para nuestros hijos", cuenta sollozando.
Es para frenar todo esto que el padre Gerard llamó la atención de la opinión pública, tanto así que el Gobierno ya tiene un plan para erradicar la delincuencia.
"No me gustaría que fuera algo represivo ni con militares, como fue en Brasil, porque la Legua no es una favela y acá hubo sufrimiento en dictadura", comenta el sacerdote que ahora tiene escolta policial.
- ¿Ha sentido temor?
- No, porque estoy encomendado al de arriba. Además la gente me apoya y yo siempre digo que me pongo en las manos de Dios, no de los narcos.
GRUPO "RAIPILLÁN" COMBATE LA DROGA CON FOLCLORE
En pleno corazón de La Legua, mientras los narcos se baten a duelo a balazos, un grupo de 200 jóvenes ensaya música y bailes folclóricos. Son los miembros del conjunto Raipillán, que ya tiene cuatro años de vida y que se ganó un Fondart por 12 palitos para contribuir a la cultura y el desarrollo de los habitantes de la estigmatizada población.
Además de la música tienen monitores para sus integrantes y apoyo sicosocial para las familias. También realizan las "Marchas por la Paz", que consisten en caminatas con oraciones y bailes por poblaciones en riesgo como La Legua, la José María Caro, La Bandera y algunos sectores de la Pintana.
Hoy realizarán una gala en el Centro Cultural San Joaquín, donde uno de los invitados será el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, quien habló con La Cuarta sobre el grupo.
"Raipillán hace visible el esfuerzo de la comunidad de La Legua y da cuenta de la importancia del arte en comunas vulnerables, y de cómo a través de la cultura,es posible cambiar la vida de las personas y comunidades completas", comentó.
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