Crónica

Miguel Muñoz se coronó gurú del cabezón Sudoku y ganó un cototo notebook

Mientras los hinchas del fútbol se comían las uñas en la previa del partido Chile Brasil, a partir de las 11 de la matina se congregaron en CasaPiedra los fanas del juego que hace sudar las neuronas: El Sudoku.

El feliz ganador de la Primera Olimpíada organizada por Té Lipton fue Miguel Rojas, estudiante de ingeniería en computación en la Universidad Central.

El cabro, de 24 pepas, empezó a cabecearse desde que se hizo conocido el juego en Chilito, en 2005.

El campeonato consistía en dos rondas clasificatorias de dificultad papaya y media; y una final en el nivel peludo. Miguel pasó soplado las dos primeras fases y en 4 minutos con 29 segundos resolvió el acertijo que le hizo merecedor de un MacBook Air, la máquina de sus sueños computines.

"Mi primera reacción al terminar fue mirar al resto de los participantes para ver si alguno se había parado o alguna cosa. No sabía qué hacer, no sabía si gritar, si saltar o quedarme callado. Estaba en un 90 por ciento seguro de que había hecho bien el sudoku. Estaba nerviosísimo", contó.

El gurú de los numerales afirmó que no tuvo un duro entrenamiento para ser el mejor, pero sí reconoció que, en su calidad de curicano, aprovechaba los eternos viajes a su tierra para entregarse de lleno a su hobby.

"Hay días que no juego ninguno, pero hay otros en que hago tres o cuatro, pero igual es re poco, no es tanto lo que juego", dijo humilde.

BICHITO

Su polola desde hace siete años, Paola Álvarez, le contó que se estaba por realizar un campeonato, y como sabía que Miguel rallaba la papa con el jueguito le dijo que participara.

Además, lo acompañó al torneo, dándole amor y apoyo moral para que ganara.

"Como sabe que me gusta jugar, me contó. Al ver los mansos premios, me entusiasmé. Iba con expectativas de participar y ver cómo era el campeonato, pero después me picó el bichito y di lo mejor de mí".

El joven posee sentido de la justicia y afirma que igual le pareció penca que las pruebas se resolvieran en un computador, pues dejaba en clara desventaja a los participantes de más edad.

"Considero que no fue justo, porque ellos no se manejan bien con los notebooks y entonces podían haber sido más rápidos que yo, pero como les costaba encontrar las teclas demoraban en resolverlo".

Sin embargo, rescata el lado positivo del torneo: Desde cabros chicos hasta personajes del espectáculo y teclitos acudieron a la cita e hicieron trabajar la materia gris, demostrando que para jugar sudoku no hay que ser un genio matemático, sino que tener harta paciencia y concentración.

"Agradezco a la organización porque nos trataron súper bien, y cuando gané todos se acercaron a felicitarme. Estoy ultra contento con el premio, además que me regalaron cualquier té. Tengo hasta para regalar".

Isabel Arrieta M

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