Conoce a la misteriosa comunidad de los Furry

Encuentros de comunidades tenemos varios en Chile: otakus, gamers, músicos, literarios, cómics, wrestling y muchos más, ¿pero Furry?
Los seguidores de este género, que se originó en Estados Unidos en la década de los 80, después de la creación de un comic cuyos personajes eran animales con características antropomórficas, tuvieron su primer encuentro oficial en Fursuit Mecha el domingo recién pasado en el Museo Aeronáutico de Cerrillos.
En rigor, lo que viven quienes pertencer a esta tribu urbana no es fácil de entender, tampoco lo es ser parte de ella, ya que hay que ser Furry para vivir bien la experiencia y, a la vez, comprender qué se siente al andar con el disfraz.
La Cuarta conversó con gente del ambiente Furry en Chile, para aprender sobre algo que para muchos es completamente desconocido, o que al menos deja bastantes dudas.
¿Por qué ser Furry? Para muchos de los que participan en el mundo Furry es una manera de sentirse mejor y ser feliz. Así por lo menos lo ve Ana Paula (AniKun Yukihira), quien nos reconoce que sus protagonistas llevan una vida normal, y en paralelo una vida Furry.
Algo primordial es tener una afinidad con los animales, como lobos, perros, gatos, ardillas, dragones, es decir, animales antropomorfos, en los cuales se basan para desarollar la personalidad Furry. Claro que también es una instancia muy social, como lo reconoce Diego Suárez (Alunicius). "Uno participa para conocer gente, y también para compartir gustos", cuenta.
Claramente, tienen normas, que por lo general se basan en el respeto y, por sobre todo, crear un fursona (personaje furry+persona) que debe ser única y sólo debe ser interpretada por el dueño. Para realizar esto se hacen trajes, a cuerpo completo y con máscaras muy trabajadas (fursuit).
Además, para ser parte de la manada los aspirantes pueden dedicarse al arte Furry: dibujos, esculturas, manualidades, peluches, etcétera, y no es obligación tener un fursuit.
Ana Paula se dedica a hacer trajes, tanto para Furrys locales, como para comunidades de afuera, pero además tiene como afinidad la gastronomía, lo que hace que su personaje AniKun Yukihira sea pastelero, haga panes, dulces y otras delicias. "Me encanta que me reconozcan por los panes que hago, me hace muy feliz", dice.
También destaca que hay muchas maneras de interactuar en la comunidad, algunos tienes sus fetiches, por ejemplo, andan con pañales y juegan a ser bebes y otras excentricidades. "Estos tipos de fetiches hacen que la gente nos vea raros o no nos comprendan", recalca Ana Paula, pero sí o sí aclara que el movimiento Furry en Chile es lúdico y respetuoso.
Los Furrys nacionales evitan malos entendidos, se juntan en algún espacio público, interactúan entre ellos y evitan todo tipo de peleas, además son lo más reservados posibles, de ahí que no hablan mucho del tema con gente que no es del grupo.
Algo de cosplay
Ana Paula y Diego concuerdan en que la vida Furry es como un cosplay. "Lo llevo del mismo modo que un cosplayer lleva su hobbie, o un hincha lleva su afición", admite el joven, quien en la vida diaria se desenvuelve con normalidad, pero no niega que le dedica harto tiempo a lo Furry, aunque "sin descuidar las responsabilidades propias de la vida cotidiana. Después de todo, se supone que es algo para escapar un poco de la rutina, y sentirse bien con uno mismo".
Para Ana Paula, ser cosplay también es parte de su vida, ya que le encanta hacer trajes para este movimiento. No por nada, pasa gran parte de su semana en actividades como cosplayera, pero sin dejar de participar en actividades de Furry, tanto acá como en otros países.
Es decir, para alcanzar la felicidad ser Furry puede ser una opción de volver a jugar un poco como niño, con geniales trajes y con todo el amor por este tipo de animales peludos.
Imperdibles
Lo último
18:01
16:30
16:09
15:49
15:01












