En torno a un cuerpo que fue momificado en los primeros años del siglo pasado, se construyó un mito que lo convirtió en una celebridad de la facultad de Medicina de la U. de Chile.

La leyenda decía que un parrandero de origen francés conocido como Carlos Martel se había hecho amigo de los cabros de la universidad y era el último en irse de todos los brillos.

El inmigrante, de un día para otro, habría desaparecido hasta que los estudiantes lo encontraron sobre una mesa de la morgue, y para que no fuera a parar a una fosa común lo momificaron.

Otra vertiente de la leyenda cuenta que el finado habría sido un estudiante de medicina sin familia que estiró la pata y sus compañeros lo conservaron para que siguiera carreteando con ellos, y para eso le hicieron una articulación en el codo.

La función de dicho mecanismo habría sido para que la momia (que aún luce un coqueto bigote colorín) empinara el codo porque sobre su mano se puede colocar perfectamente un vasito de copete.

El doctor Julio Cárdenas dirige el Museo de Anatomía de la Chile y derribó la mayoría de los mitos en relación a los restos humanos que el año pasado fueron repatriados por la universidad desde una bodega del museo de Historia Natural, donde no tenía nada que ver.

"El cuerpo corresponde a una persona NN que hace casi 100 años fue sacado por estudiantes de medicina para participar de una fiesta de la primavera, que se hacían en esa época con reinas y todo. Lo querían llevar al Teatro Municipal para presentarlo en una obra llamada Clínica al Día", explicó el doc.

Cárdenas también aclaró que en realidad la momia no se llama Carlos Martel, como era conocida hasta el año pasado, sino que las investigaciones que se han hecho sobre su origen determinaron que en realidad se trata de Juan Martel.

Además, contó que el origen de la articulación del brazo del flaco es más fome, porque el cuerpo no cabía en una caja y lo tuvieron que doblar a la fuerza.

El asunto es que luego de una itinerancia de 80 años por casas de doctores y sus familias, la querida momia volvió a la facultad y ahora anda de paseo hasta el 16 de agosto en el Archivo Nacional de la Biblioteca Nacional. ¡Vaya a verla!