Corría el 22 de mayo de 1960, exactamente hace 50 años. Durante una apacible tarde dominical en la Isla Teja, en Valdivia, dos chicos jugaban a la pelota después de almuerzo. De pronto, a las 15.11 horas, emergieron ruidos subterráneos y la tierra se abrió violentamente: El terremoto más monstruoso registrado en la historia se producía en el sur de Chile.

"El miedo que sentí junto a muchos es ahora, después de 50 años, indescriptible. Siendo imposible correr o caminar, nos arrastrábamos, y muchos de nosotros tratamos de rezar en medio de nuestro llanto de niños, ya que lo único que queríamos era llegar a casa y estar con nuestros padres", recordó Arturo C. Flores, desde Texas, Estados Unidos.

El hombre publicó su testimonio en el portal www.terremoto1960.cl, parte del proyecto de conmemoración del cataclismo de Valdivia, a cargo de Felipe Araya.

Hoy se cumple medio siglo desde que el guaracazo más horrible del planeta (9.5 grados en la escala de Richter) devastó Valdivia.

Flores agregó que ese día se podía ver, al otro lado del río Calle Calle, "el polvo de los edificios que se desplomaban. Logré llegar a nuestra casa que, como ahora es lógico pensarlo, no logró soportar la violencia del sismo. Recuerdo la imagen de mi padre tratando de sacar a mi madre y a mi hermana del segundo piso de nuestra casa. Se escuchan gritos de que las aguas del río están subiendo".

Arturo recuerda que el caudal se llevó casas, gallinas en sus techos, animales, hombres muertos y troncos de árboles hacia Collico. También su propia casa.

"De aquella noche recuerdo una gran fogata, llanto y, junto a mi propio miedo, la solidaridad de los vecinos", contó.

Cómo no se sabía si las aguas del lago Riñihue - que quedaron estancadas por el derrumbe del cataclismo -, podrían provocar una catástrofe mayor. A comienzos de junio las autoridades decidieron evacuar hacia el norte a todos los escolares menores de 17 pepitas.

"Desde la embarcación, 'Gueicolea', vi el lloroso rostro de mi madre, mientras nos alejábamos del muelle. Muchos llorábamos porque no sabíamos cuál sería el destino final. Sólo sabíamos que viajábamos al norte. Al llegar a Corral, ya al anochecer, pudimos ver la imponente figura del crucero Prat que nos habría de transportar hasta Valparaíso. El resto es otra historia", sentenció Arturo Flores.

LA HAZAÑA DEL RIÑIHUE: SOLDADOS Y OBREROS LES SALVARON LA VIDA A MÁS DE 100 MIL ALMAS

"El Gran Terremoto de Chile" dejó cerca de tres mil muertos y dos millones de damnificados en todo el sur de Chile.

Entre el 21 de mayo y el 6 de junio cientos de réplicas afectaron a gran parte del sur.

Tras el terremoto y el tsunami, el temor se concentró en la crecida del Lago Riñihue. Como varios cerros se derrumbaron y bloquearon el desagüe de la zona lacustre, el nivel del agua empezó a subir e hizo peligrar Valdivia y Corral.

Pero batallones del Ejército y miles de obreros lograron controlar el fenómeno, en lo que se llamó "La hazaña del Riñihue". Evitaron así la muerte de unas 100 mil almas.

"Cuando la pavorosa pesadilla del terremoto haya pasado, se escribirá la epopeya del Riñihue: Lo que hizo el hombre, ayudado por la máquina y por la técnica, para impedir la destrucción de una zona de 100 mil habitantes, por la acción de las aguas de un lago, que quedaron aprisionadas y que quisieron recuperar su libertad con furia y fuerza homicida y devastadora", escribió el desaparecido periodista Luis Hernández Parker.