Moreira no sabe si son los años o los problemas políticos los responsables de sus achaques, pero por culpa de un lumbago desde hace cinco días cojea de la pierna derecha y la cadera no lo deja tranquilo.

El más pinochetista de todos los parlamentarios del mundo sorprendió ayer a sus compañeros de la Cámara Baja con el bastón que usó Augusto Pinochet el año 2000, cuando regresó de su cautiverio en Londres.

Aquella vez quedó la mansaca porque sus detractores se indignaron cuando el anciano militar dejó una silla de ruedas, se puso de pie y levantó el famoso bastón.

La molestia se debió a que los ingleses lo habían dejado libre por razones humanitarias, y su condición aparentemente no lo habría dejado caminar. El gesto fue una bofetada para las agrupaciones de Derechos Humanos.

Moreira contó que familiares del ex general le prestaron el bastón hace varios años (que ya había usado dos veces) y pretende entregarlo a la Fundación Pinochet. El diputado lo considera una reliquia que debe estar guardada como corresponde.

"Cuando lo vi levantarse de la silla de ruedas para mí fue muy emocionante, fue una señal de triunfo", recordó.

- ¿Qué más le gustaría tener del general?

- Su corazón patriota. Recuerdo cuando lo acompañé durante una Navidad en Londres y le dije que yo le regalaba mi eterna lealtad.