Una escalofriante audiencia de formalización se llevó a cabo en el 13° Juzgado de Garantía del Centro de Justicia, al mediodía de ayer.

Allí la Fiscalía describió los detalles de la tortura que sufrió la pequeña Almendra de sólo 3 años, a manos de su padrastro, Sebastián Balboltín Valdés (43), y que murió el pasado 11 de julio en el hospital de La Florida.

El sujeto, que confesó que agredía a la niña desde hace al menos tres meses, fue formalizado por homicidio calificado y abuso sexual agravado.

Reconoció, de acuerdo al Ministerio Público, que consumía drogas y que golpeaba a la menor porque le tenía celos, pues ella era sana y su hija no.

Sangre fría

Manifestó que frecuentemente le hacía daño y la bañaba con agua helada, pero que esta vez se le pasó la mano y la pequeña no se recuperó como en otras ocasiones.

Por ello, la llevó al hospital donde no fue capaz de reconocer lo que realmente había hecho e inventó la historia de que se había desvanecido mientras jugaban.

Mantuvo la versión de que la golpeó porque se había orinado, pese a que la madre de la niña declaró que ésta iba al baño solita.

El informe del Servicio Médico Legal reveló que Almendra murió de un paro cardiorespiratorio y que tenía múltiples lesiones en todo el cuerpo, tanto recientes como antiguas.

La niña le tenía miedo

La nana, que cuidaba a la niña cuando no estaba en el jardín y que justo el día de su muerte había pedido permiso, señaló que ella desconfiaba de Balboltín porque Almendra le tenía miedo y lloraba cuando éste se acercaba. No le dijo a la madre, porque estaba convencida que no le creería, pero sí advirtió en el jardín de niños.

Agregó que la menor tenía quemaduras recientes en las piernas y que fue ella misma quien le dijo que se las había provocado Sebastián.

El padre biológico de la menor señaló que él trató de hacer algo cuando su ex se emparejó con Balboltín, pues sabía que era drogadicto. Pero no obtuvo nada.

Manifestó que cuando él se separó de Daniela ella se quedó con Almendra y sus dos hermanos viviendo en la casa que tenían en Macul y que veía a sus hijos regularmente hasta que llegó a vivir con ellos Sebastián los dos hijos de su anterior matrimonio y su madre de 90 años.

Tras expuestos los antecedentes, el tribunal determinó la prisión preventiva y estableció un plazo de investigación de 120 días.