Rubro panadero da la pelea para evitar quemarse en medio de la crisis

Dueños de tres tradicionales panaderías cuentan los dramas que han vivido en pandemia y cómo intentan salir adelante con sus delicias.

Cecilia Morales (58) lleva 32 años madrugando para parar la olla en la panadería La Superior. Comenzó en el rubro panadero y ahora es dueña de uno de los locales con más tradición en el corazón del Barrio Franklin, en Santiago.

Ceci ha visto pasar varias crisis económicas en el negocio, pero nada tan arrollador como la llegada de la pandemia. "Ha sido desastroso. Hemos bajado en más de un 40 por ciento las ventas, porque nosotros abastecíamos a muchos restoranes y casinos", cuenta la madre de dos hijos que tiene a 14 personas trabajando en su local.

Recién ahora, con el desconfinamiento de la comuna a de Santiago, están recuperando a la clientela que día a día llegaba a comprarle marraquetas, hallullas y colizas grandes, además de empanadas y pasteles.

"Nosotros nunca recibimos una ayuda del Estado. Nos cerraron todas las puertas. Ni siquiera pudimos obtener un préstamo para salir adelante en los meses más críticos", alega la empresaria, quien agrega que "es falso que la gente sienta miedo a comprar nuestro pan y prefiera el envasado. Es imposible que se contaminen con nuestros productos".

Junaeb y el rubro panadero

Un realidad similar vive Iñaki Narvart, (55) dueño de la panadería Launeak, que lleva cerca de 30 años deleitando a los vecinos con sus productos horneados a 250 grados.

Su gran drama: hasta antes de la pandemia el 90 por viento de las ventas eran a concesionarias de la Junaeb. "Teníamos todos los huevos puestos en esa canasta. Ha sido bien dramática la baja durante la crisis con el cierre del año escolar, pero estamos confiados que dentro de un mes podrán recuperar a algunos clientes", relata.

Por el momento piensa reinventarse: hará cursos para preparar pancitos gourmet, sin dejar de lado sus dos especialidades: la hallulla y la marraqueta. "Estoy seguro que tiraremos para arriba. Hay mirar hacia adelante y entender que todo esto pasó para que vengan cosas mejores", cree.

Puro barrio

Tiene casi 100 años de historia, pero mantiene su escénica intacta. La panadería Castilla, ubicada en el barrio Yungay, tiene ese toque de barrio que le dan vida a cualquier sector del país.

Su actual dueño es Ricardo Sánchez (41), quien dice que las ventas comenzaron bajar radicalmente con el estallido social y que, al principio de la pandemia, las cosas sólo se complicaron.

"Nosotros bajamos cerca de un 20 por ciento nuestras ventas, porque entregábamos a muchos restoranes y fuentes de soda", explica Sánchez, quien dice que ahora se salvan con la venta presencial.

"La situación ha sido crítica en sectores comerciales"

José Carreño Fraile, presidente de Indupan Santiago, asegura que ellos ha detectado que, en algunos casos, las panaderías han bajado sus ventas en cerca de un 60 por ciento en el contexto de la pandemia.

"Esto se debe a que se perdieron los despachos a restoranes, cafés y otros tipos de negocios cerrados por la pandemia. También se interrumpieron os pedidos a casinos de empresas, colegios y hospitales. Finalmente, en la etapa de mayor confinamiento, bajaron la ventas en mesón y, en algún porcentaje, los pedidos de almacenes", explica el dirigente panadero.

Añade que adicionalmente disminuyó la venta de panes especiales requeridos para eventos particulares. "La situación es más critica en sectores comerciales, porque ellos enfocaban su venta a quienes se trasladaban a su lugares de trabajo. Ellos tienen problemas desde el estallido social", finaliza.

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